Las provincias argentinas han logrado un superávit fiscal a pesar de la reducción de fondos que reciben del gobierno nacional. Este ajuste se tradujo en una disminución del 21% en sus gastos, lo que ha permitido que la mayoría de las gobernaciones mantengan un equilibrio en sus cuentas públicas. Solo Buenos Aires y Chaco reportaron déficits financieros.
El recorte en las transferencias desde la Nación obligó a los gobernadores a implementar medidas de austeridad para evitar desajustes en sus presupuestos. Según un informe de la consultora Politikón Chaco, que analizó los datos hasta el tercer trimestre de 2024, las provincias alcanzaron un superávit primario que equivale a casi un punto del PIB.
El gasto total de las provincias se redujo en un 21%, lo que es un poco menos que el 27% de recorte que experimentó el sector público nacional durante el año anterior. A pesar de que los ingresos provinciales disminuyeron en un 15,4%, el ajuste fiscal resultó en un superávit primario de aproximadamente 5,6 billones de pesos (0,9% del PIB) y un superávit financiero de 4,3 billones de pesos (0,7% del PIB).
El informe también destaca que el ajuste no fue uniforme entre las provincias. Por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires tuvo una reducción del 8,3%, mientras que Formosa y La Rioja realizaron recortes de hasta el 39% y 34,1%, respectivamente. En términos de gastos, el 41% del ajuste se concentró en salarios, seguido por transferencias corrientes y la inversión directa.
Además, el stock de deuda pública provincial disminuyó significativamente, pasando de representar el 9,3% del PIB en 2023 a solo el 3,2% en 2024, gracias a la dinámica cambiaria y la devaluación del peso.