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Raverta busca poner a La Cámpora al frente del PJ Marplatense pero no le será fácil

La Directora Nacional de Anses necesita ganar algo. Luego de varias (todas) derrotas electorales como las PASO, la elección en la Universidad y las elecciones generales, Raverta puede mostrar como único logro el haber colocado a su esposo como senador provincial. Era lo menos que podía hacer por quien es familia y fue el cerebro estratégico en esas tres elecciones jugadas.

La funcionaria y real referente del Gobierno Nacional en la ciudad (digita todos los cargos provinciales y nacionales) necesita mostrar algo hacia arriba. Una oportunidad de mostrar algo simbólico, más allá de no tener ningún peso político en la ciudad, es arrebatarle el partido justicialista a los peronistas y plantar la bandera de Máximo Kirchner.

Para cumplir con su plan dispone de recursos prácticamente ilimitados (cientos de cargos para repartir entre “aliados” que la apoyen para hacerle frente a un justicialismo débil y casi invisible. Para Raverta es ahora o nunca. A nivel nacional logró en las últimas horas el apoyo de Amado Boudou y Pablo Moyano.

Entre los dirigentes que acompañan la conducción de Raverta hay de peso político y simbólico, como el veterano peronista Daniel Rodríguez (72 años) tres veces electo concejal y un mandato como diputado provincial. Aunque siempre fue tildado de “enemigo” por el Movimiento Evita de Raverta primero y La Cámpora después, es una figura clave para fortalecer el armado de la funcionaria que se limita a un puñado de militantes además de aquellas personas que dependen de su aprobación para seguir en sus cargos (sedes de Anses, Ioma, Pami y demás).

Sin dudas, Daniel Radríguez, un histórico de la Guardia de Hierro Peronista, es fundamental e imprescindible, pero el espacio suma a muchos otros dirigentes. Entre ellos están Stella Maris Casasola, siempre donde le pidan que esté, algunos ex funcionarios de Gustavo Pulti y el recientemente incorporado Lucas Fiorini. El ex senador tiene enorme experiencia política partidaria, ya que aunque ahora es un soldado ravertista, ayer fué líder de un partido vecinalista (CREAR), antes de ayer fué senador de Juntos por el Cambio y la semana pasada candidato a intendente de Massa. También fue candidato de Luis Patti, pero hace ya muchos años.

El movimiento de Raverta se completa con legisladoras colocadas por ella, varias agrupaciones y ONGs que dependen de subsidios del Estado de manera permanente para seguir existiendo y un grupo de militantes jóvenes que entienden que el peronismo no tiene que ver con Perón y Evita sino con Néstor y Cristina.

Los jóvenes que siguen a Raverta la apoyan incondicionalmente. Cariñosamente, a la dirigente de La Cámpora la llaman “La abanderada de los Jubilados”, desde que le adjudicó a Cristina Fernández una mensualidad en pensiones por unos 3 millones de pesos más una indemnización por la espera de 120 millones. “Está bien, es para Cristina, que otra cosa puede hacer?” se preguntan comprensivos sus militantes.

Raverta es funcionaria y es la referente del gobierno en Mar del Plata, su ciudad. Pero el espacio al que pertenece actúa contra su propio Presidente. No es de peronista atentar contra un gobierno peronista.

 

Mucha gente no garantiza un triunfo

 

En la vereda de enfrente, el oficialismo del Partido Justicialista local dará batalla.
No tienen ni un cargo para repartir. No pueden comprar el ánimo de ningún afiliado. Es todo a corazón y garra.

Todos aquellos que conocen el peronismo local pueden dar fé de que todos quienes conforman el partido son auténticos peronistas. Absolutamente anticuados, con poca mística puertas afuera y poco alcance territorial, pero genuinos.
A su militancia, que conoce victorias y derrotas desde muchas décadas atrás, se le suma un componente que podría dar vuelta las chances de relanzar el partido y mantener la conducción en manos de peronistas: la incorporación del ex diputado provincial Manino Iriart.

El hombre que apoya al Presidente Alberto Fernández como cualquier peronista haría en su lugar tiene muchos años de trabajo desde su ONG y desde donde está en constante contacto con jóvenes y familias de la ciudad. Lleva adelante la versión más moderna en lo local del peronismo en contacto con el pueblo. Iriart tiene peso propio, como Daniel Rodríguez del lado de Raverta, pero la diferencia es que su trabajo político de base está mucho más cerca de masas jóvenes y repercute en las necesidades e intereses de miles de marplatenses que no conocen al peronismo ortodoxo ni quieren tener que dar algo a cambio de recibir algún tipo de atención o asistencia.

Sin dudas, a la voluntad genuina de la dirigencia del PJ Local, sumar a un dirigente que entiende como hacer peronismo versión 2022 puede ser lo que hace falta para garantizar un Justicialismo Peronista.

El domingo habrá una batalla política de la que pocos marplatenses se enterarán, pero que para los corazones y egos de muchos dirigentes será una lucha entre peronistas y un grupo de aliados circunstanciales por el control del Justicialismo.