La polémica sacude a las divisiones infantiles de Newell’s Old Boys luego de que seis niños de nueve años fueran sancionados por fotografiarse con Ignacio Malcorra, jugador de Rosario Central. La situación, ocurrida tras un partido de un torneo solidario, generó indignación y llevó a uno de los padres a tomar una drástica decisión: su hijo no volverá a jugar en el club.
El padre, quien prefirió mantener el anonimato por temor a represalias, expresó su descontento con la forma en que el club manejó la situación. «La decisión no fue para protegerlos, porque los nenes fueron sancionados. Primero está su integridad emocional, mi hijo nunca más va a poner un pie en Newell’s», declaró al diario La Capital. Según relató, los niños simplemente se acercaron a Malcorra al finalizar el partido, como cualquier niño que admira a un futbolista profesional.
La sanción impuesta por el club consistió en la quita de la beca a los niños, una medida que, según el padre, no fue consensuada con las familias. «Yo por los demás padres no opino, pero mi hijo en Newell’s no juega más. Desde los cinco años que juega en el club, pero primero está su integridad emocional, mi hijo nunca más va a poner un pie en Newell’s. Y él tampoco quiere jugar más en el club», sentenció.
Desde la institución, el coordinador de la Escuela Islas Malvinas, Carlos Panciroli, justificó la medida como un «correctivo interno» para evitar que se repitan este tipo de situaciones. «Se les quitó la beca, pero todo fue consensuado con los padres que estuvieron de acuerdo con la medida. Los chicos son las víctimas porque la foto la generaron los padres. Esto que se decidió es un correctivo interno para que no se repitan estos errores de subir fotos. Cada uno puede hacer lo que quiera, pero no con la ropa de Newell’s. Hay que respetar el escudo, la camiseta y por eso debíamos sentar un precedente», argumentó.
Sin embargo, el presidente de Newell’s, Ignacio Astore, intentó bajar el tono a la polémica, asegurando que no se trató de una sanción, sino de una medida de precaución ante las amenazas recibidas por las familias. «Ante eso se tomó la decisión, no de una sanción, sino una medida de tomar precauciones para que ninguno sufra alteraciones en lo físico ni lo psicológico. La decisión fue que los chicos no iban a entrenar. Uno de los padres se puso a llorar con angustia por las amenazas que recibía», explicó Astore.
El club emitió un comunicado en el que niega haber aplicado sanciones formales y asegura que los niños siguen siendo parte de la institución. No obstante, la controversia persiste y pone en tela de juicio el manejo de las divisiones infantiles y la presión que se ejerce sobre los niños en el fútbol.