La inflación en Argentina durante enero se ha situado en un 2,2%, marcando el nivel más bajo desde julio de 2020, en medio de la pandemia. Este dato fue publicado por el Indec y refleja una desaceleración en la tendencia inflacionaria, tras un leve aumento en diciembre, donde se registró un 2,7%.

A pesar de que la inflación anual acumulada alcanza el 84,5%, este nuevo registro es un indicio positivo para el gobierno de Javier Milei, ya que se sitúa por debajo de lo que se esperaba, que era un 2,3%. Las proyecciones para los próximos meses sugieren que la inflación podría continuar su descenso, aunque a un ritmo más lento, con estimaciones de 2,1% para febrero y 2% para marzo, lo que llevaría a una inflación anual del 23,2% para 2025.

El informe también destaca una divergencia en el comportamiento de los precios: los bienes han tenido un incremento promedio del 1,7% mensual en los últimos tres meses, mientras que los servicios han mostrado un aumento más pronunciado, con un promedio del 4,2%. En enero, los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron un 1,8%, aunque este incremento fue menor al promedio, a pesar del notable aumento en el precio de la carne.

Los rubros que más impulsaron el índice general fueron los de restaurantes y hoteles, que subieron un 5,3%, y los servicios de vivienda, que aumentaron un 4%. En cuanto a las categorías de precios, los regulados lideraron el incremento con un 2,6%, seguidos del IPC núcleo con un 2,4%, mientras que los precios estacionales solo aumentaron un 0,6%.

El gobierno ha enfatizado la importancia de seguir controlando la inflación, especialmente en un contexto donde los precios regulados han sido los principales responsables de los aumentos observados. A pesar de las proyecciones optimistas, algunos analistas advierten que la dinámica de la inflación podría cambiar en los próximos meses, especialmente con el aumento de los precios de la carne y las bebidas.