Lilia Lemoine, diputada libertaria, se encontró en una situación complicada durante una manifestación en Moreno, convocada en memoria de Lucas Aguilar, un repartidor asesinado a puñaladas. A pesar de su intención de hacer política en un momento de dolor, la legisladora no fue bien recibida por los presentes, quienes la increparon con gritos de rechazo.

Lemoine llegó al lugar con un cartel que mostraba la imagen de la víctima, buscando captar la atención de los medios. Sin embargo, su presencia fue rápidamente cuestionada por los vecinos, quienes le gritaron: «No te colgués de la muerte de un pibe». La situación se tornó tensa, y los manifestantes exigieron su salida con frases como «¡Que se vaya, que se vaya!» y «Andate ladrona, andate».

A pesar de la hostilidad, Lemoine intentó justificar su presencia en la protesta a través de un video en su cuenta de Instagram, donde afirmó que estaban allí porque la familia de Lucas había solicitado su apoyo. «Esto no es una cuestión política», insistió, aunque sus acciones parecían contradecir sus palabras. Además, explicó que no podían intervenir en el gobierno de Kicillof sin una solicitud formal.

La muerte de Lucas, quien fue asesinado tras intentar defender a un vendedor ambulante, había generado una fuerte conmoción en la comunidad. La protesta se tornó violenta cuando un grupo de repartidores exigió justicia, arrojando piedras a la municipalidad y enfrentándose a la policía, que respondió con gas pimienta y balas de goma.

La actuación de Lemoine en este contexto ha sido vista como un intento de capitalizar políticamente un hecho trágico, lo que ha desatado críticas sobre su estilo y la percepción de los políticos como parte de la «casta». La falta de empatía y el uso de una tragedia para fines políticos han dejado una impresión negativa entre los manifestantes y la opinión pública.