Durante su primer año en la presidencia, Javier Milei ha cumplido con su promesa de reducir impuestos, logrando un balance tributario que refleja una tendencia mayormente a la baja. Según un informe de SDC Asesores Tributarios, se han implementado 12 reducciones fiscales y 3 aumentos. Este enfoque responde a la necesidad de mantener un superávit fiscal en un contexto donde Argentina busca reconstruir la confianza económica.
Entre las principales reducciones se encuentra el Impuesto a las Ganancias, donde se incrementaron las deducciones personales en un 183% a 186%, lo que ha beneficiado a muchos contribuyentes, especialmente a los trabajadores autónomos. Además, se ampliaron las escalas del impuesto, elevando significativamente el umbral a partir del cual se tributa la alícuota máxima del 35%. También se eliminó el Impuesto a la Transferencia de Inmuebles (ITI), que gravaba la venta de propiedades adquiridas antes de 2018, eliminando así un impuesto del 1,5% que afectaba a muchas transacciones inmobiliarias.
Otra medida significativa fue la eliminación de la percepción del 30% sobre la compra de dólar ahorro y otros consumos en el exterior, que se consideraba un impuesto encubierto. En cuanto al Impuesto sobre los Bienes Personales, se incrementó considerablemente el mínimo no imponible a $100.000.000, y se estableció una reducción gradual de la alícuota máxima, que pasará del 1,5% al 0,25% para 2027.
Sin embargo, no todo ha sido una disminución. Se han registrado aumentos en el Impuesto a las Ganancias para empleados en relación de dependencia, donde se derogaron ciertas exenciones, como la del aguinaldo y las horas extras, y se establecieron tramos más progresivos que afectan a los sueldos más altos. Además, el régimen del Monotributo ha visto incrementos en las cuotas, lo que podría haber impactado negativamente a los contribuyentes de las categorías más bajas, quienes vieron un aumento considerable en sus cuotas mensuales.
Milei ha expresado su intención de llevar a cabo una reforma tributaria integral, buscando simplificar el sistema impositivo y eliminar tributos considerados distorsivos. La meta es devolver la autonomía fiscal a las provincias y fomentar un ambiente más propicio para la inversión. Sin embargo, el desafío radica en mantener estas reducciones sin comprometer el superávit fiscal a largo plazo.