El reciente evento conocido como la Marcha del Orgullo Antifascista en Buenos Aires se convirtió en un escenario clave para el peronismo, donde diversas facciones se unieron para manifestar su rechazo a las declaraciones homofóbicas de Javier Milei en Davos. La Cámpara, liderada por figuras como Máximo Kirchner y Wado De Pedro, estuvo al frente de la movilización, que también contó con la participación de Axel Kicillof, quien, aunque no tenía una columna definida, se mostró cercano al público y aprovechó para tomarse selfies.

El Frente Renovador, representado por Malena Galmarini, también se hizo presente, así como otros referentes del peronismo, incluyendo a Juan Grabois. A pesar de la notable ausencia de líderes de la CGT, como Rodolfo Daer, el evento logró reunir a un amplio espectro del justicialismo, lo que refleja una estrategia de unidad en tiempos de crisis. La marcha, que se extendió desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo, no solo fue un acto de protesta, sino también una oportunidad para que el kirchnerismo reivindique su postura en temas de diversidad y derechos humanos.

La participación masiva del kirchnerismo en esta marcha puede interpretarse como un intento de recuperar terreno político, utilizando la bandera de la lucha por los derechos LGTB como un argumento renovado. En un contexto donde el kirchnerismo enfrenta desafíos internos y externos, esta movilización podría servir como un trampolín para reactivar su base electoral, apelando a valores de inclusión y respeto.