La inteligencia artificial (IA) se encuentra en el centro de un debate apasionante y polarizado, donde sus promesas de transformación radical en la medicina y la sociedad se enfrentan a serios riesgos éticos y de seguridad. Recientemente, dos figuras prominentes en el campo de la IA han compartido sus visiones sobre el futuro de esta tecnología, destacando tanto sus potenciales beneficios como sus peligros.

El Dr. Derya Unutmaz, un destacado inmunólogo y colaborador de OpenAI, ha expresado una visión optimista sobre el impacto de la IA en la salud humana. En una entrevista, afirmó: “Si logras vivir los próximos diez años, vivirás otros cincuenta porque resolveremos el envejecimiento”. Esta declaración resalta la creencia de Unutmaz en que los avances en IA no solo permitirán curar enfermedades hasta ahora incurables, sino que también podrían revertir el proceso de envejecimiento, extendiendo la vida humana a niveles insospechados. Según él, la creación de «gemelos digitales» podría facilitar el diseño de tratamientos personalizados y experimentar con terapias en un entorno virtual, eliminando riesgos para los pacientes.

Sin embargo, esta visión esperanzadora se ve matizada por las advertencias de Yoshua Bengio, uno de los pioneros en IA, quien recientemente participó en el Foro Económico Mundial. Bengio destacó los peligros de los sistemas autónomos, señalando que “todos los escenarios catastróficos con AGI o superinteligencia suceden si tenemos agentes”. Su preocupación radica en que los agentes de IA, al actuar de forma autónoma y tener objetivos propios, pueden convertirse en una amenaza si sus decisiones no están alineadas con los valores humanos. Entre los riesgos que mencionó se encuentran el desarrollo de armas autónomas y la manipulación masiva de información, que podrían socavar los valores democráticos.

Bengio propuso una alternativa a estos riesgos: centrarse en sistemas de IA no basados en agentes, que no tengan objetivos propios y estén limitados a tareas específicas. “Toda la IA para la ciencia y la medicina, todas las cosas que les importan a las personas, no son autónomas”, explicó. Esta postura sugiere que es posible avanzar en la IA de manera segura y responsable, siempre que se reconozcan y gestionen adecuadamente los riesgos.

Ambos expertos coinciden en la importancia de la colaboración internacional y la regulación para garantizar que el desarrollo de la IA beneficie a toda la humanidad. Unutmaz enfatiza que “cada año que vivamos podría extender nuestra vida aún más, gracias a los avances de la ciencia”, mientras que Bengio aboga por medidas concretas, como la legislación de seguridad de la IA, para prevenir el desarrollo de modelos autónomos sin pruebas de seguridad adecuadas.

En resumen, la inteligencia artificial se presenta como una herramienta poderosa que puede transformar la medicina y la sociedad, pero también plantea desafíos éticos y de seguridad que no pueden ser ignorados. La clave estará en cómo se gestionen estos avances en los próximos años, para que la IA se convierta en un aliado en lugar de una amenaza.

Artículo creado a partir de la lectura de dos muy interesantes artículos del diario Infobae.