A pesar de la reciente reunión entre Guillermo Francos y Victoria Villarruel en el Senado, el Gobierno argentino ha dejado en claro que la relación entre Javier Milei y la vicepresidenta está completamente quebrada. Esta declaración se produce en un contexto de tensiones crecientes, donde la interacción entre ambos líderes ha sido problemática, especialmente en lo que respecta a la agenda política y las decisiones institucionales.
La reunión, que fue impulsada por el jefe de Gabinete, se llevó a cabo por necesidad, ya que el «triángulo de Hierro» que rodea a Milei no estaba cumpliendo con su función de mediación. Sin embargo, desde la Casa Rosada se insiste en que cualquier contacto futuro con Villarruel será meramente institucional y no personal. Funcionarios del Gobierno han declarado que la relación está «terminada», subrayando que no habrá un retorno a la cercanía que alguna vez existió.
Durante la reunión, aunque se discutieron temas relevantes, como la designación de jueces para la Corte Suprema, no se abordó el pliego de Ariel Lijo, un punto de discordia entre Milei y Villarruel. Esto refleja la falta de confianza y la creciente tensión entre ellos. Además, se ha señalado que el acercamiento de Francos a Villarruel no fue bien recibido por algunos sectores del Gobierno, que prefieren mantener distancia.
En el entorno de Milei, se ha dejado claro que no hay posibilidad de reconciliación con la vicepresidenta, y que cualquier interacción futura se llevará a cabo a través de otros funcionarios. Este distanciamiento podría complicar la agenda legislativa del Gobierno, que busca avanzar en la designación de jueces y reformas electorales, pero que enfrenta la resistencia de Villarruel.