La situación de la pesca en el Mar Argentino se ha convertido en un tema crítico, con un aumento alarmante de la presencia de pesqueros chinos que operan en la llamada Milla 201, un área que se extiende más allá de las 200 millas marinas y que plantea serios desafíos para la conservación de los recursos marítimos del país. Según datos de la Prefectura Naval Argentina (PNA), la proliferación de estos buques ha sido catalogada como un “tsunami” que amenaza la biodiversidad y la sostenibilidad de las pesquerías locales.

La PNA ha implementado un sistema llamado «Encuentros en Alta Mar», que permite monitorear la actividad de los buques en tiempo real y detectar interacciones entre ellos. Este sistema no solo rastrea el movimiento de los pesqueros, sino que también identifica encuentros donde podrían estar llevando a cabo trasbordos de carga, lo cual podría incluir la pesca ilegal. La información recopilada refleja que, de los 784 buques de interés que operan en esta área, el 57% son de bandera china, lo que subraya la dominancia del país asiático en la pesca en aguas argentinas.

El impacto de esta actividad es significativo, ya que la pesca no regulada en la Milla 201 afecta directamente a las poblaciones de especies clave como el calamar y el abadejo. La situación es preocupante, ya que los buques extranjeros, en su mayoría de origen asiático, están capturando cantidades significativas de estas especies, lo que pone en riesgo la capacidad de los pescadores argentinos para operar de manera sostenible. El Prefecto Mayor Ricardo Rial ha enfatizado que el verdadero problema reside en la pesca no declarada y no reglamentada que ocurre en la Milla 201, y que esta actividad tiene un efecto negativo en los recursos pesqueros dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del país.

A medida que se intensifica la presión sobre los recursos pesqueros argentinos, se vuelve crucial que las autoridades implementen medidas efectivas para controlar y regular la actividad pesquera en estas aguas. La falta de acción no solo podría llevar a la sobreexplotación de los recursos, sino que también comprometería la seguridad alimentaria y el sustento de miles de familias que dependen de la pesca en el país.