El Senado argentino ha aprobado con modificaciones la Boleta Única de Papel (BUP), llevando el proyecto de vuelta a la Cámara de Diputados para su segunda revisión. Esta decisión se enmarca en un contexto de urgencia, ya que si la Cámara baja no sanciona la iniciativa antes de finales de febrero de 2025, perderá su estado parlamentario, lo que podría resultar en un estancamiento institucional.
Durante la sesión, la BUP recibió 39 votos a favor y 30 en contra, siendo el bloque del Frente de Todos el principal opositor a la medida. El modelo adoptado se inspira en el sistema mendocino, que ha demostrado ser efectivo en elecciones anteriores. Los cambios introducidos incluyen la duración de las campañas electorales, que se ampliarán de 50 a 60 días, y la presentación de listas con un plazo de 70 días antes de las PASO.
A pesar del avance en el Senado, las tensiones persisten, especialmente en torno a la implementación y los detalles técnicos del nuevo sistema de votación. La vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, ha jugado un papel clave en la negociación, buscando mantener un equilibrio entre las distintas posturas dentro del cuerpo legislativo.
Las discusiones sobre la Boleta Única de Papel reflejan un debate más amplio sobre la modernización del sistema electoral en Argentina y la necesidad de garantizar la transparencia y la equidad en las elecciones. Con la definición ahora en manos de los diputados, el futuro del proyecto dependerá de la capacidad de los legisladores para llegar a un consenso que permita su implementación efectiva en el próximo ciclo electoral.