El Gobierno argentino está enfocando sus esfuerzos en un blanqueo de capitales como la principal estrategia para aumentar las reservas del Banco Central, ante la difícil situación económica que enfrenta el país. Con una estimación de unos 200.000 millones de dólares en efectivo fuera del circuito económico, la administración de Luis Caputo ve en este mecanismo la oportunidad más inmediata para movilizar divisas. A pesar de considerar otras fuentes de ingresos, como fondos del FMI y préstamos de bancos internacionales, el blanqueo se presenta como la opción más rápida para sumar dólares a las arcas del Estado.
Un análisis realizado por la consultora 1816 indica que el objetivo del blanqueo no es solo aumentar la recaudación fiscal, sino principalmente movilizar dólares hacia el sistema financiero. Este proceso ofrece condiciones favorables para los depositantes, como la exención de multas para los primeros 100.000 dólares regularizados, lo que podría incentivar a muchos a reingresar su dinero al circuito legal. La penalidad por no cumplir con el plazo establecido es más baja que en ocasiones anteriores, lo que podría facilitar la regularización de una parte significativa de esos fondos.
La fecha límite para este blanqueo es el 30 de septiembre, y aunque los bancos ya han abierto cuentas especiales para este fin, se anticipa que la acumulación de fondos comenzará a intensificarse conforme se acerque dicha fecha. Los expertos advierten que, aunque el blanqueo podría proporcionar un alivio temporal a las reservas, la clave no solo radica en cuánto se moviliza, sino también en cuándo se efectúa. La administración espera que este ingreso de dólares ayude a responder a los compromisos financieros que se avecinan, especialmente los pagos de deuda en enero.
Sin embargo, el panorama no es del todo optimista. Las expectativas de aumentar las exportaciones y recibir fondos frescos del FMI son limitadas, y los desafíos estructurales que enfrenta la economía argentina siguen siendo significativos. A pesar de las medidas implementadas, como la regulación del dólar y el ajuste de impuestos, la recuperación de las reservas netas del Banco Central se perfila como una tarea complicada si no se logran resultados tangibles a corto plazo.