Mientras las reservas del Banco Central continúan desplomándose, el Gobierno se ve obligado a afrontar un nuevo pago al Fondo Monetario Internacional. Este jueves deberá desembolsar USD 840 millones en concepto de intereses y sobrecargos, suma que representa un nuevo golpe a las alicaídas reservas.
El giro de divisas constituye el anteúltimo pago al organismo en lo que resta del año, quedando pendiente únicamente una cuota de USD 825 millones en noviembre. Sin embargo, el panorama se torna aún más sombrío de cara a 2025, año en el que Argentina deberá afrontar pagos por USD 3.200 millones sin contar con desembolsos frescos del FMI.
La situación financiera se agrava en un contexto de reservas internacionales en franco deterioro. En julio, el Banco Central registró un saldo vendedor de USD 181 millones, el peor resultado desde octubre del año pasado. Las reservas brutas, por su parte, se desplomaron en USD 2.617 millones durante el mes pasado, un 9% menos.
«El descenso se relaciona con las ventas en el mercado cambiario, el pago de los Bopreal y otros compromisos menores con el exterior», explicaron fuentes oficiales. La delicada situación ha llevado al ministro de Economía, Luis Caputo, a asegurar que el Gobierno tiene cubiertos los pagos de capital de deuda soberana en dólares hasta principios de 2026.
Caputo busca cerrar un nuevo acuerdo financiero con el FMI que otorgue desembolsos adicionales, aunque reconoce que los tiempos podrían extenderse al primer trimestre de 2025. El objetivo es contar con los fondos necesarios para ejecutar una «salida ordenada» del cepo cambiario.
En paralelo, el Ejecutivo negocia préstamos directos con bancos internacionales, conocidos como «repos», para reforzar las reservas. En este sentido, se espera que en agosto ingresen unos USD 650 millones provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo.
A pesar de los esfuerzos, la situación sigue siendo delicada. Las proyecciones indican que, durante el segundo semestre, los desembolsos y pagos a organismos internacionales (excluyendo al FMI) arrojarán un saldo neto positivo. No obstante, el gran desafío será afrontar los vencimientos del año próximo sin asistencia financiera externa.