Las reservas internacionales netas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) registraron un preocupante descenso en lo que va de julio, acercándose a los 6.000 millones de dólares en terreno negativo. Esta crítica situación pone en duda la viabilidad de la segunda etapa del plan económico oficial.
Según cálculos privados, al 19 de julio el stock de reservas brutas rondaba los 27.565 millones de dólares, pero al descontar los encajes remunerados y préstamos como el swap con China, las reservas netas arrojaban un saldo deficitario de casi 6.000 millones de dólares. Una sangría de divisas que en el mes acumula alrededor de 3.500 millones.
«Se trata de un fuerte, aunque no inesperado, retroceso de las reservas netas en julio», analizó Gabriel Caamaño, economista de la consultora Outlier. Los principales factores que incidieron fueron los vencimientos de deuda con organismos como el FMI y los pagos de intereses y capital de los bonos de la reestructuración de 2020.
Pero el verdadero desafío radica en la anunciada «fase 2» del programa económico. El esquema de «emisión cero» implicará que el BCRA venda dólares en el mercado de capitales para esterilizar los pesos emitidos por las compras oficiales. Una operatoria que, si bien le permitirá ganar la brecha cambiaria, limitará su capacidad de recomponer reservas.
«El Tesoro ocupará el lugar de las reservas como Capacidad de Pago y acumulará dólares con el superávit primario», vaticinaron desde Adcap Grupo Financiero. No obstante, los analistas advierten que se avecina «una anticipada desafiante dinámica de las reservas netas durante el segundo semestre».
La incertidumbre es mayúscula: ¿Podrá el gobierno hacer frente a los pagos de deuda con un BCRA con reservas netas negativas? ¿Alcanzará el superávit primario para reconstituir el respaldo en moneda dura? La «fase 2» del plan económico deberá sortear este delicado escollo cambiario.