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Para Israel, quien no apoye sus ataques, será considerado antisemita

En un tenso cruce de declaraciones, el gobierno de Israel respondió con dureza al anuncio del presidente colombiano, Gustavo Petro, de romper relaciones diplomáticas con el Estado hebreo por considerar que su gobierno y mandatario, Benyamin Netanyahu, son «genocidas» contra el pueblo palestino.

La reacción no se hizo esperar desde Jerusalén, donde el canciller Israel Katz descalificó a Petro tachándolo de «antisemita lleno de odio» por su decisión de «premiar a los asesinos y violadores de Hamás», en referencia al movimiento que gobierna la Franja de Gaza.

«La Historia recordará que Gustavo Petro decidió ponerse del lado de los monstruos más despreciables conocidos por la humanidad que quemaron bebés, asesinaron niños, violaron mujeres y secuestraron a civiles inocentes», arengó Katz con inusitada vehemencia.

Petro, por su parte, justificó la ruptura aludiendo a la imperiosa necesidad de que la comunidad internacional «no sea pasiva ante el genocidio y exterminio de un pueblo entero», en relación al conflicto palestino-israelí que se ha intensificado en los últimos meses.

«Si muere Palestina muere la humanidad y no la vamos a dejar morir», clamó el mandatario desde un acto del Día del Trabajo, donde condenó que niños palestinos «hayan muerto descuartizados por las bombas» israelíes en la Franja de Gaza, zona que gobierna Hamás.

El inesperado cruce de acusaciones entre Bogotá y Tel Aviv tensionó aún más las relaciones bilaterales que, hasta ahora, habían sido descritas como «cálidas» por las partes. Colombia se dispone así a sumarse a la lista de países que no mantienen vínculos diplomáticos con Israel.

Pese a los calificativos vertidos, ambas naciones sostienen que buscan una solución pacífica al conflicto en la región, aunque alineadas con bandos opuestos. El rompimiento ocurre cuando Colombia ocupa un asiento rotatorio en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.