China ha tomado su primera represalia contra el gobierno de Javier Milei en Argentina al paralizar la obra de las represas de Santa Cruz y despedir a todos los trabajadores. La empresa china Gezhouba, encargada de la construcción de las represas, decidió abandonar el país debido a la falta de firma de los contratos necesarios por parte del gobierno de Milei. Esta acción podría llevar a China a demandar a Argentina por más de USD 30.000 millones. La tensión entre ambos países ha aumentado debido a los comentarios hostiles de Milei hacia China y sus coqueteos con Taiwan.

La construcción de las represas de Santa Cruz ha sido una historia complicada desde su inicio en 2013. Inicialmente presupuestada en USD 4.700 millones, la obra fue impulsada por Cristina Kirchner pero puesta en pausa por Mauricio Macri durante su mandato. Durante el gobierno de Alberto Fernández, la obra volvió a operar a un ritmo lento mientras se negociaba la actualización de los contratos. Sin embargo, la administración de Milei ha llevado la situación a un punto sin retorno con sus insultos directos a China y su alineamiento total con Donald Trump.

La respuesta de China no se hizo esperar y la empresa Gezhouba decidió abandonar el país, poniendo fin a la construcción de las represas de Santa Cruz. Esta decisión implicó el regreso a China de los ingenieros, operarios y directivos que estaban en Argentina. Además, se anunció el despido de 1800 trabajadores. La cancelación de las conversaciones a nivel estatal por parte del gobierno argentino fue un factor determinante en la decisión de Gezhouba. Esta paralización de la obra podría ser solo el primer paso de una serie de represalias por parte de China, que no descarta ejecutar cláusulas cruzadas en contratos de otros proyectos de financiamiento chino en Argentina.

En caso de que China decida ejecutar dichas cláusulas, Argentina podría enfrentar deudas por más de USD 30.000 millones, incluyendo el swap pendiente de pago y el proyecto de modernización del Belgrano Cargas. Estos créditos vinculados podrían caerse y generar una crisis financiera en el país. Es importante destacar que China es el segundo socio comercial de Argentina y un importante comprador de productos argentinos como soja y carnes. Si la tensión entre ambos países escala, China podría decidir dejar de comprarle a Argentina, lo cual tendría graves consecuencias para la economía del país.