La reciente encuesta realizada por Zubín-Córdoba revela que una notable mayoría, el 65 por ciento, de los votantes de Javier Milei apoya las universidades públicas, lo que contrasta con la postura del líder libertario. Milei ha descalificado a estas instituciones, argumentando que benefician principalmente a las clases altas, pero esta narrativa no parece resonar con su base electoral. De hecho, un 76 por ciento de la población en general cree que la educación pública es un motor de movilidad social ascendente, lo que pone de manifiesto un desacuerdo significativo entre los votantes de Milei y sus declaraciones.
El gobierno, enfrentando una fuerte oposición en el ámbito universitario, ha decidido mantener el veto a la ley de financiamiento universitario, a pesar de las masivas movilizaciones que han tenido lugar en defensa de estas instituciones. La respuesta a este veto se ha manifestado en protestas y acciones de repudio, lo que refleja un clima de tensión. Durante un acto reciente, Milei continuó atacando a las universidades públicas, pero sus palabras han sido recibidas con críticas en su propio electorado, donde el 58,2 por ciento se opone a la afirmación de que «los pobres no llegan a la universidad», una declaración atribuida a la diputada del PRO, María Eugenia Vidal.
El descontento no solo se limita a la opinión pública, sino que también se ha dejado sentir en el ámbito político. En el Congreso, las diferencias sobre la postura hacia las universidades han generado fricciones entre las distintas bancadas. La decisión de Milei de continuar con esta línea de confrontación podría resultar en un aumento de la movilización social, especialmente considerando la rica historia de protestas en Argentina en defensa de la educación pública.
Las encuestas indican que, a pesar del discurso de Milei, existe un amplio consenso en la sociedad sobre la importancia de las universidades públicas. Esto plantea interrogantes sobre su capacidad para gestionar la disidencia dentro de su propio electorado y cómo esto podría influir en su gobernabilidad a largo plazo.