Israel ha llevado a cabo un bombardeo en el sur de Líbano, atacando una mezquita adyacente al hospital Salah Ghandour en Bint Jbeil, que se encuentra a unos cinco kilómetros de la frontera. Según las fuerzas armadas israelíes, el recinto religioso estaba siendo utilizado como un centro de mando por el grupo chiita Hezbolá, quien lo habría empleado para planear ataques contra las tropas israelíes. Este ataque es el primero desde que comenzó el intercambio de disparos transfronterizos entre Israel y Hezbolá, lo que incrementa las tensiones en la región.
El hospital, que es gestionado por el Comité Islámico de Sanidad, vinculado a Hezbolá, reportó que nueve de sus médicos y enfermeras resultaron heridos en el ataque, algunos de ellos en estado grave. Las autoridades del hospital indicaron que recibieron un aviso de Israel para evacuar antes del bombardeo, pero aún así, el recinto sufrió un impacto directo. El director del hospital, Mohammed Sleiman, confirmó que se debió evacuar el lugar debido al ataque, que, según fuentes locales, afectó también al área del hospital.
A pesar de las afirmaciones israelíes de que se esfuerzan por evitar daños a la infraestructura civil, la realidad en el terreno indica un impacto severo sobre las instalaciones de salud. En el contexto de este ataque, al menos cinco hospitales en el sur de Líbano y en las zonas periféricas de Beirut han sido evacuados debido a los bombardeos. Hasta el momento, se han reportado 102 trabajadores de la salud muertos en el país a causa de los ataques, y varios hospitales han quedado completamente fuera de servicio.
La situación en la frontera entre Israel y Líbano continúa siendo volátil, con enfrentamientos activos entre las fuerzas israelíes y Hezbolá. Este último grupo ha denunciado la violencia y los ataques, lo que augura un posible aumento en el conflicto en la región. La comunidad internacional observa con preocupación la escalada de la violencia y sus repercusiones en la población civil.