El domingo México enfrenta unas elecciones consideradas históricas, pero el asesinato de candidatos y la intimidación del crimen organizado han sumido a diversas regiones en un clima de miedo y desesperanza ante la violencia desatada.

En la costera Coyuca de Benítez, Guerrero, el abogado José Alfredo Cabrera fue ejecutado a tiros cuando iniciaba su cierre de campaña como candidato a alcalde. Pese a contar con 15 escoltas, un sicario logró acercarse y dispararle en la cabeza. Cabrera había encabezado reclamos ciudadanos tras el huracán Otis y su asesinato se suma a una larga lista vinculada al narco en esa región.

«El crimen tiene el control y ha impuesto sus candidatos. Cuando alguien no obedece, lo matan», advirtió Sergio Ocampo, corresponsal en la zona. Señaló que reina un «clima de temor» generalizando la apatía ciudadana. En todo Guerrero, los cárteles extorsionan hasta a vendedores ambulantes.

Pero la inseguridad no se limita a puntos conflictivos. En San Pedro Cholula, Puebla, muchos evitaron un acto de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum por miedo. «Tengo miedo por mi país, por tanta violencia», expresó Ricardo Romero.

En total, 36 candidatos han sido asesinados y 320 agredidos en esta violenta campaña. Decenas renunciaron por amenazas y 175 casillas no podrán instalarse el domingo por falta de condiciones. Los expertos advierten que cada ataque merma la participación electoral.

A pesar del riesgo, algunos como Javier Ordúñez insisten: «Iré a votar con angustia, no quiero fraudes. Iremos en familia con fe que no pase nada». En un país sumido en la espiral del crimen, votar se ha tornado un acto de valentía.