La nación eslovaca se encuentra sacudida por un hecho sin precedentes que ha conmocionado al país entero. El pasado miércoles, el primer ministro Robert Fico fue víctima de un intento de asesinato al recibir varios impactos de bala durante una reunión de gabinete en Handlova.

Según informaron las autoridades, Fico se encuentra estabilizado luego de una cirugía de cinco horas, pero su estado sigue siendo «muy grave» debido a la complejidad de las heridas. «Los médicos lograron estabilizar al paciente, pero desgraciadamente su estado es aún muy grave», confirmó el vicepremier Robert Kalinak.

El atacante, identificado como el escritor local Juraj Cingula de 71 años, fue detenido en el lugar de los hechos. Su motivación aún no ha sido esclarecida, aunque realizó declaraciones que apuntan a un posible ataque político. «No estoy de acuerdo con la política del Gobierno», manifestó Cingula mientras era conducido a la comisaría.

El impactante suceso ha desatado una ola de repudios a nivel nacional e internacional. Desde el oficialismo han calificado el ataque como una «amenaza sin precedentes contra la democracia eslovaca», al tiempo que miembros de la oposición han expresado su preocupación por el desenlace violento que cobraron las tensiones políticas derivadas de las controvertidas medidas del Ejecutivo.

«Si expresamos opiniones políticas con pistolas en la plaza y no en los centros de votación, estaremos poniendo en riesgo todo lo que hemos construido juntos en 31 años de soberanía eslovaca», advirtió el presidente electo Peter Pellegrini en alusión al atentado contra su aliado Fico.

Mientras el mandatario se debate entre la vida y la muerte en terapia intensiva, Eslovaquia se sumerge en una crisis institucional profunda. La actividad parlamentaria fue suspendida hasta el próximo martes, y aún no se ha determinado quién asumirá las competencias del jefe de Gobierno en esta situación crítica.