El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), piedra angular del proyecto de Ley de Bases impulsado por el Gobierno nacional, ha generado un acalorado debate entre distintos sectores políticos y económicos del país. Dos diputados provinciales de Mar del Plata, pertenecientes a fuerzas enfrentadas, han expuesto posturas radicalmente diferentes sobre esta controvertida iniciativa.
Por un lado, Alejandro Carrancio, legislador de La Libertad Avanza, ha defendido enfáticamente el RIGI. «Es una gran noticia para el país. La puerta está abierta para todos», manifestó en un video publicado en redes sociales. Carrancio resaltó que el régimen busca «impulsar el desarrollo económico y fortalecer la competitividad» atrayendo grandes inversores que fomenten la creación de empleos y aumenten las exportaciones.
«Tendrán incentivos fiscales como una alícuota reducida del impuesto a las ganancias, la posibilidad de amortizar inversiones y la exención de impuestos sobre dividendos», detalló sobre los beneficios para las empresas que se sumen al RIGI. Según el diputado libertario, se trata de «una oportunidad única» para el crecimiento nacional.
En las antípodas se ubicó Gustavo Pulti, referente de Unión por la Patria. El exintendente marplatense aseguró que el RIGI «es una amenaza cierta para toda la actividad industrial y para la pesca y el trabajo que genera». Advirtió que las más de 200 empresas pesqueras locales «no podrán competir con los privilegios» que otorga el régimen a las grandes inversiones.
«Desmantelar toda protección de la industria nacional, atentando contra las pequeñas y medianas empresas, nos expone a múltiples riesgos», cuestionó Pulti. Además, denunció que el RIGI «violenta las prerrogativas tributarias» de la Provincia de Buenos Aires al ceder «soberanía en materia jurídica» a jurisdicciones extranjeras.
Las críticas del diputado kicillofista fueron aún más duras: «No debemos dejarnos engañar, el riesgo se irradia sobre todos los sectores productivos, podría llevar a una concentración de cuotas pesqueras en pocas empresas extranjeras». Además, afirmó que se abre una puerta de acceso para que capitales provenientes del tráfico de drogas, armas y personas entre otros, ingresen al circuito económico y financiero de la República Argentina.
Mientras Carrancio ve en el RIGI la llave hacia el desarrollo, el empleo y la competitividad; Pulti lo considera una amenaza para la industria nacional que podría destruir puestos laborales y favorecer intereses foráneos en desmedro de la soberanía económica.
Dos miradas antagónicas sobre un régimen que polariza el debate y cuyas consecuencias, de implementarse, serán juzgadas por los hechos en un futuro no muy lejano. El RIGI es, sin dudas, uno de los temas más divisivos de la agenda política y económica actual.