El multimillonario Elon Musk anunció su decisión de reubicar las sedes corporativas de SpaceX y X (antigua Twitter) fuera de California, en respuesta a una nueva normativa sobre identidad de género en las escuelas que calificó como «la gota que rebalsó el vaso».
A través de su plataforma X, el célebre emprendedor expresó su rechazo a la ley que impide a los centros educativos notificar a los padres si un estudiante desea realizar una transición de género en el plantel.
«Debido a esta ley y tantas otras que la precedieron, SpaceX moverá ahora su sede», adelantó Musk, apuntando a Texas como probablemente nuevo destino de sus operaciones.
Según el magnate, la medida «obliga a familias y empresas a abandonar California para proteger a sus hijos». Incluso aseguró haber advertido con anterioridad sobre esta posible partida al gobernador Gavin Newsom.
Los planes contemplan mudar también la sede central de la empresa X a Austin, la capital texana donde Musk ya posee una creciente presencia con el desarrollo de «Starbase».
Este poblado para trabajadores de SpaceX ha levantado críticas de grupos ecologistas por su cercanía al sitio de lanzamiento de los cohetes Starship, los más grandes del mundo.
No obstante, el empresario ha ampliado sus inversiones en esa zona, con planes por 100 millones de dólares para edificios de oficinas y manufactura.
La determinación de abandonar California profundiza la crisis del estado con algunas de las principales tecnológicas, luego de que varias empresas clave migraran operaciones por razones impositivas.
La salida de Musk representa un duro golpe adicional, al tratarse del empresario más acaudalado del mundo y un ícono de la innovación. Muchos auguran que su partida desatará un éxodo mayor de compañías descontentas con las políticas estatales.