El presidente Javier Milei ha tomado una medida controversial al activar, mediante un decreto de necesidad y urgencia, ejercicios militares conjuntos con Brasil y Chile. Esta decisión se produce a pesar de las tensiones diplomáticas recientes con ambas naciones, especialmente con el mandatario brasileño Lula da Silva tras el encontronazo en la cumbre del G20.

Los ejercicios en cuestión son el «Cruzex» con Brasil y el «Viekaren» con Chile. El primero se realizó en Natal entre el 3 y 15 de noviembre, integrando operaciones aéreas con 16 países con el objetivo de «estandarizar los procedimientos operativos» y fortalecer «las relaciones diplomáticas y militares» según argumentó el Ejecutivo. Por su parte, «Viekaren» tuvo lugar del 4 al 10 de noviembre en el Canal Beagle, buscando «incrementar el adiestramiento combinado» entre las armadas de ambos países.

Aunque estos ejercicios ya habían sido aprobados por la Cámara de Diputados, su tratamiento se demoró en el Senado liderado por Victoria Villarruel. Ante la falta de sanción legislativa, Milei encontró el camino libre para avanzar por DNU. «La no participación afectaría el adiestramiento de nuestras Fuerzas Armadas y las relaciones bilaterales», justificó el Gobierno.

En un gesto conciliador, Villarruel recibió días atrás al presidente del Senado chileno, José García Ruminot, para conmemorar los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre ambos países. La vicepresidenta abogó por «una colaboración activa en ciencia, defensa y seguridad para proteger la soberanía» frente a «amenazas extra continentales».