La disputa entre el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se intensifica en torno a la situación de la rambla de la ciudad. Montenegro ha solicitado el desalojo de una feria ilegal que ocupa parte del emblemático paseo de la playa Bristol, el cual se encuentra en un estado de abandono y es responsabilidad del gobierno provincial.

El intendente presentó una denuncia penal ante los juzgados federales para lograr el desalojo de esta feria, argumentando que su funcionamiento representa un riesgo significativo para la seguridad y la salud pública. Informes de diversas agencias municipales indican que las actividades en la feria no solo violan la Ley de Marcas y Designaciones, al comercializar productos falsificados, sino que también incumplen la Ley de Residuos Peligrosos, debido a la inadecuada gestión de desechos.

La rambla, un símbolo de Mar del Plata, ha sido objeto de promesas de restauración por parte de Kicillof, pero hasta la fecha no se han realizado las obras necesarias para su mantenimiento. Montenegro, en respuesta a esta falta de acción, ofreció que la administración municipal se haga cargo de la rambla, con la intención de realizar las obras pertinentes a través de inversiones privadas. Sin embargo, el gobierno provincial ha rechazado esta propuesta y ha reiterado su compromiso de llevar a cabo las obras después de la temporada de verano.

El conflicto no se limita a la rambla, ya que otros lugares de la ciudad que dependen de la provincia también se encuentran en condiciones similares de deterioro. Montenegro ha criticado al gobierno de Kicillof por lo que considera una política de abandono deliberado, que afecta no solo a la infraestructura, sino también a la identidad de Mar del Plata.

La situación ha llevado al intendente a acusar al gobierno provincial de fomentar una «conurbanización» de la ciudad, lo que incluye la llegada de nuevos residentes del Conurbano bonaerense que, según él, amenazan el orden y la identidad local. En medio de estas tensiones, Montenegro ha reforzado su plan de seguridad en la ciudad, incluyendo la adquisición de armamento no letal para hacer frente a la violencia.