Elon Musk anunció su renuncia como asesor del presidente Donald Trump, poniendo fin a su participación en la administración republicana. La decisión del empresario sudafricano se produce poco después de que criticara públicamente un proyecto de ley impulsado por el mandatario estadounidense.
Musk, quien lideraba los esfuerzos para reducir la burocracia federal a través del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), expresó su agradecimiento a Trump por la oportunidad de trabajar en la reducción del gasto público. Sin embargo, reconoció que la tarea de reformar la burocracia federal resultó ser más difícil de lo esperado, enfrentando resistencia interna y múltiples litigios.
La gota que derramó el vaso fue la crítica de Musk a la agenda legislativa de Trump, calificándola de un «proyecto de ley de gasto masivo» que aumenta el déficit federal y socava el trabajo de su propio departamento. A pesar de haber financiado la campaña de Trump y mostrado su apoyo en el pasado, Musk se mostró más distante en sus últimas declaraciones, afirmando que ya había hecho suficiente en materia de política.
La salida de Musk de la administración Trump marca el fin de una relación que había generado controversia y expectativas, y plantea interrogantes sobre el futuro de las políticas de eficiencia gubernamental en Estados Unidos.