El reciente domingo electoral dejó un sabor agridulce para el gobierno nacional, que intentó capitalizar algunos resultados como grandes victorias, aunque la realidad muestra un panorama más complejo. Si bien celebraron el triunfo de la alianza en Chaco y la victoria en la capital salteña, el análisis global revela un retroceso del peronismo y una escasa relevancia de la izquierda, pero lejos de una ola libertaria.

En Chaco, la alianza entre La Libertad Avanza y el gobernador radical Leandro Zdero logró superar por más de 10 puntos al peronismo, obteniendo ocho de las 16 bancas en la Legislatura provincial. Este resultado fue interpretado por el gobierno como una prueba exitosa de su estrategia de alianzas, destacando el rol de Karina Milei en la articulación del acuerdo. «Esta alianza con La Libertad Avanza ha ratificado el deseo de transitar un Chaco de oportunidades y dejar atrás al de la frustración», señaló Zdero.

Sin embargo, más allá de Chaco, los resultados no fueron tan favorables para el oficialismo. En San Luis, los candidatos del cristinista Alberto Rodríguez Saá cayeron ante el oficialismo local, mientras que en Salta y Jujuy, el peronismo y la izquierda pelearon por el tercer y cuarto lugar. En ninguna de estas provincias, los candidatos de izquierda lograron consolidarse como una fuerza relevante, y el PRO de Mauricio Macri tampoco logró destacarse.

Gustavo Sáenz, el gobernador salteño, logró un triunfo arrollador a nivel provincial, obteniendo 11 de los 12 senadores y 20 de los 30 diputados en juego. Este resultado le asegura la mayoría absoluta en ambas cámaras, facilitando la gobernabilidad y el respaldo parlamentario a sus políticas. No obstante, este triunfo no se tradujo en un apoyo a las políticas del gobierno nacional, que intenta mostrar a LLA como la gran ganadora en la provincia.

A pesar del triunfo de Sáenz a nivel provincial, La Libertad Avanza logró instalarse como la principal oposición al ganar en la capital salteña, donde se concentra el 41% del padrón electoral. Este resultado les permitió obtener un senador y nueve diputados, consolidando su presencia en la provincia y marcando el inicio de un proceso de crecimiento que preocupa al oficialismo provincial.

En el gobierno nacional, la secretaria de la Presidencia, Karina Milei, impulsa la idea de presentar listas propias en aquellos distritos donde no se logren acuerdos con los oficialismos locales. Esta estrategia, que se aplicó en Salta, busca consolidar la presencia de LLA en todo el país, aunque esto implique competir contra fuerzas que, en principio, podrían ser aliadas.

Analistas políticos coinciden en que los triunfadores de la jornada fueron los oficialismos provinciales que supieron desdoblar las elecciones, permitiendo a los votantes diferenciar entre lo nacional y lo provincial. Federico Aurelio, de Aresco, destacó que «confirman los resultados del domingo un buen humor con la gestión del local, independientemente de su origen o composición». Facundo Nejamkis, de Opina Argentina, coincidió en que «para los dirigentes es eficiente hacer esto, porque aun en provincias donde Milei tiene una muy alta imagen, lograron tener buenos resultados».

En este contexto, el gobierno nacional parece caer en relatos similares a los del kirchnerismo, intentando magnificar triunfos parciales y minimizar los retrocesos. La realidad es que, más allá de la alianza en Chaco y la victoria en la capital salteña, el panorama electoral sigue siendo desafiante para el oficialismo, con un peronismo en retroceso pero aún presente y una izquierda que no logra capitalizar el descontento social.