Foster Gillett, el empresario estadounidense vinculado a Javier Milei para la privatización del fútbol argentino, se encuentra en el centro de la polémica tras dejar sin financiamiento a tres de los clubes más importantes del país: Estudiantes, Vélez y River. A pesar de las promesas de inversión millonaria, hasta ahora Gillett no ha cumplido con los pagos acordados, lo que ha generado desconfianza sobre su capacidad económica.
La situación se ha vuelto crítica, especialmente para Juan Sebastián Verón, presidente de Estudiantes, quien ha amenazado con renunciar si no se aprueba el acuerdo con Gillett. Este empresario llegó a Argentina en medio de un debate sobre las sociedades anónimas deportivas, siendo presentado como una figura clave por el gobierno, a pesar de que su gestión en otros clubes ha dejado mucho que desear.
Gillett había prometido una inversión significativa en Estudiantes, pero hasta el momento solo ha realizado un fichaje menor. Además, había acordado la compra de jugadores de River y Vélez por más de 10 millones de dólares cada uno, pero esos traspasos no se han concretado. La falta de cumplimiento ha llevado a los clubes a ponerle un ultimátum, exigiendo que se realicen los pagos antes de una fecha límite, advirtiendo que podrían recurrir a la justicia si no se cumple con lo prometido.
Mientras tanto, la comparación de Gillett con Ricky Mandino, el personaje de Los Simpsons que impulsó un fallido proyecto de monorriel en Springfield, ha circulado en las redes sociales, reflejando la frustración de los hinchas y directivos. La situación se complica aún más por la prohibición de que personas o empresas adquieran futbolistas, lo que limita las opciones de Gillett para gestionar a los jugadores que ha prometido fichar.
Verón ha salido en defensa de Gillett, acusando a algunos miembros de la comisión directiva de Estudiantes de intentar sabotear el proyecto. Sin embargo, la presión aumenta y las dudas sobre la viabilidad del acuerdo crecen, dejando a los clubes en una posición vulnerable y a los aficionados preocupados por el futuro de sus equipos. La falta de inversión y la incertidumbre económica podrían tener consecuencias graves para el fútbol argentino, que ya atraviesa tiempos difíciles.