En las elecciones nacionales de Uruguay, los ciudadanos se enfrentan a una decisión crucial: mantener el oficialismo con Álvaro Delgado del Partido Nacional o permitir un retorno al gobierno de izquierda con Yamandú Orsi del Frente Amplio. Las encuestas indican que el Frente Amplio será el partido más votado, pero la competencia está reñida y se espera que ninguno de los candidatos alcance el 50% necesario para evitar un balotaje. La posibilidad de una segunda vuelta el 24 de noviembre es casi inevitable, dada la paridad entre los dos bloques principales.
La campaña ha sido inusual por la ausencia de figuras históricas emblemáticas en la política uruguaya. Durante este periodo, el Frente Amplio sufrió la pérdida de líderes como Tabaré Vázquez y Danilo Astori, mientras que José Mujica tuvo una participación limitada debido a su estado de salud. En el Partido Nacional, Álvaro Delgado emergió como candidato, aunque sin el respaldo directo del presidente Luis Lacalle Pou, quien constitucionalmente no puede participar en política partidaria.
El Partido Colorado, por su parte, presenta a Andrés Ojeda, un abogado penalista relativamente nuevo en el escenario político. La campaña de Ojeda ha sido atípica, destacándose por su enfoque personal y poco convencional. La coalición de gobierno enfrenta desafíos internos, con el Partido Nacional perdiendo apoyo y el Partido Colorado ganando terreno, lo que añade un elemento de incertidumbre al panorama electoral.
Las encuestas reflejan un país dividido, con el Frente Amplio liderando pero sin garantías de mayoría parlamentaria. La presencia de indecisos podría ser decisiva en los últimos días de campaña. La situación plantea interrogantes sobre el futuro político de Uruguay y la dirección que tomará la nación tras estas elecciones.