Jorge Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, respondió a las críticas del Papa Francisco sobre el uso de gas pimienta por parte de la policía durante una manifestación en favor de la ley de movilidad jubilatoria. En sus declaraciones, Macri afirmó que “para opinar de estas cosas uno tiene que estar acá”, sugiriendo que el Papa no comprende completamente la situación que se vive en Argentina.

El Papa, durante un acto en el Vaticano, había cuestionado la represión de los manifestantes, señalando que el gobierno optó por el uso de gas pimienta en lugar de priorizar la justicia social. Macri, en contraste, defendió la actuación del gobierno y la necesidad de tener en cuenta el contexto local y las diferentes variables en juego antes de emitir juicios.

En su intervención, Macri también hizo hincapié en que la situación en Argentina es compleja y que no se puede reducir a un solo hecho. Además, mostró su deseo de mantener un diálogo abierto, aunque dejó en claro que no quería entrar en una confrontación directa con el Papa. “Es bueno escuchar todas las campanas”, afirmó, sugiriendo que la opinión del Papa es solo una de muchas en el debate sobre la gestión gubernamental.

El intercambio entre Macri y el Papa resalta la creciente tensión entre el gobierno argentino y figuras de la Iglesia, en un momento en que las decisiones políticas y económicas están bajo un intenso escrutinio público. A medida que se acercan las elecciones, estos conflictos podrían tener repercusiones significativas en la percepción pública del gobierno y su capacidad para gestionar la crisis social y económica en el país.