La firma del Pacto de Mayo por parte de Karina Milei, hermana del presidente Javier Milei, desató un profundo malestar entre los gobernadores presentes en el acto en Tucumán. Pese a no haber sido electa para cargo alguno, la primera dama de facto estampó su rúbrica junto a las principales autoridades provinciales, un hecho que generó indignación generalizada.
Los mandatarios provinciales dejaron trascender su enojo por el inusitado protagonismo otorgado a la funcionaria de segunda línea. «Hay una bronca tremenda contra el Presidente y su hermana, que firmó el acta como si fuera una gobernadora más», reveló una fuente cercana a un gobernador opositor. El descontento no se limitó a ese gesto, ya que a varios les molestó que Karina les impusiera vestir de riguroso luto mientras ella misma desafiaba el protocolo con un llamativo traje rojo furioso.
Lejos de ser un hecho aislado, el acto en Tucumán reveló la creciente injerencia de la hermana presidencial en decisiones de alto nivel, desplazando incluso a funcionarios de mayor rango constitucional como el jefe de Gabinete. De hecho, en el organigrama oficial difundido por el Gobierno, Karina aparece por encima de éste y de la propia vicepresidenta Villarruel, quien paradójicamente se ausentó del compromiso en la Casa Histórica.
Aunque el Ejecutivo pretendía cimentar su autoridad a través del simbólico Pacto de Mayo, la estrategia podría haber tenido el efecto contrario al avivar el malestar de los gobernadores por los arrebatos protocolares y los desmanes institucionales protagonizados por la primera dama de facto. Las rispideces quedan al descubierto en un momento clave para la gestión de Milei.