En un contexto económico adverso, el reciente fin de semana largo dejó un saldo negativo para la actividad turística nacional. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la cantidad de viajeros se desplomó un 64,3% respecto al mismo feriado de 2023, mientras que el gasto total retrocedió un alarmante 79,7%.
Esta marcada reducción obedece a factores como la inflación galopante y la merma del poder adquisitivo de los salarios. «Un factor que restó dinamismo fue la caída del turismo internacional, que no se vio en las magnitudes de meses anteriores», señaló CAME, dando cuenta del impacto de la crisis cambiaria.
El gasto promedio diario de los turistas alcanzó los $50.788, un 3,4% menos que el año anterior en términos reales. La estadía media se situó en apenas 2 días, por debajo de lo habitual en un feriado de 3 jornadas, reflejando la necesidad de ajustar presupuestos.
Si bien destinos como la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba ofrecieron agendas atractivas, el movimiento no alcanzó a repuntar. En la provincia mediterránea, con ingresos estimados en 167.000 personas, los shows masivos lograron un pico de ocupación del 75% el sábado.
Por su parte, Bariloche se mantuvo como un polo destacado al alcanzar un 70% de ocupación hotelera gracias a los turistas atraídos por la nieve. Sin embargo, provincias como Santa Cruz exhibieron un modesto desempeño en cuanto al arribo de visitantes nacionales.
«Los números fueron modestos, aunque en línea con lo esperado», admitió CAME respecto a Neuquén, donde la ocupación promedió el 50% a dos semanas del inicio de la temporada invernal.
En resumen, el feriado reflejó el impacto de la grave crisis económica en el sector turístico. Ante la pérdida de poder adquisitivo, las familias se vieron obligadas a recortar gastos recreativos, reduciendo viajes y estadías para adecuarse a sus limitados presupuestos.