El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, resultó herido a piedrazos, palazos y golpes de puño al arribar a la protesta que un grupo de choferes de colectivos realizaba en la localidad bonaerense de Lomas de Mirador, partido de la Matanza, con motivo del crimen del colectivero Daniel Barrientos, asesinado esta madrugada en un asalto.
Fuentes oficiales confirmaron a Télam que, tras la agresión -que se extendió por aproximadamente media hora-, Berni fue trasladado al hospital Churruca, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios, donde arribó en helicóptero con «conmoción cerebral, muchos golpes y cortes profundos en el cuero cabelludo y en el rostro», aunque aseguraron que no perdió el conocimiento en ningún momento.
Además, los voceros aseguraron que, si bien el funcionario se resistía a concurrir al centro asistencial, los médicos le aconsejaron trasladarlo para que sea sometido a estudios, al igual que su secretario privado, quien también recibió muchos golpes durante el ataque de los manifestantes.
En tanto, once personas -ocho policías porteños y tres colectiveros-, resultaron heridas producto del enfrentamiento, según aseguró a Télam el titular del SAME, Alberto Crescenti.
Berni fue agredido a palazos, pedradas y golpes de puño por los manifestantes que se concentraban en el cruce de la avenida Juan Manuel de Rosas y General Paz, donde los compañeros del colectivero asesinado realizaban un corte de tránsito en reclamo de justicia.
En tanto, el ataque contra el ministro bonaerense se registró a las 11.47 cuando Berni, acompañado por el ministro de Transporte provincial, Jorge D’Onofrio, y un efectivo de la Policía de la Ciudad llegó caminando al lugar donde se concentraban los choferes y fue recibido a pedradas, palazos e insultos.
A medida que se aproximaba al grupo de manifestantes, el responsable de la seguridad en la provincia de Buenos Aires comenzó a ser agredido a golpes de puño e incluso cayó al piso donde fue pateado mientras comenzaron a rodearlo algunos otros efectivos de la fuerza porteña con intenciones de evitar que continuara la golpiza, de la que también fue víctima D’Onofrio.
Minutos después del ataque, en el que Berni quedó con pómulo y mejilla derecha ensangrentadas, se formó a su alrededor una ronda de manifestantes enardecidos, con quienes el ministro intentó conversar.
«Vine a hablar. Recién terminamos de detener a quien supuestamente es el autor…Estoy acá, primero porque entiendo el problema que están pasando todos los días. No hay nadie que venga a poner la cara y me banco la que sea. No salgo corriendo como los demás, estoy acá», dijo Berni mientras continuaban los insultos y le seguían arrojando elementos.
«¡Yo no me escondo y estoy acá! No hay soluciones mágicas, vengo a trabajar por ustedes», continuó mientras lo insultaban y los policías trataban de apartarlo de los agresores. «Vamos a hablar en algún lugar, acá no podemos hablar», insistió el ministro, quien alcanzó a gritar «a mí me duele como a ustedes y acá vengo solo».
Un grupo de efectivos de la infantería de la Policía de la Ciudad rodeó y sacó al ministro del lugar con un casco de ciclista y lo subieron a un auto particular, para evitar una nueva agresión.
Fotografía: Luciano González