La denuncia de «adoctrinamiento» en una escuela secundaria de General Roca, realizada por el legislador rionegrino Juan Martín, desató una fuerte polémica que pone en el centro del debate la verdadera naturaleza de la educación pública y la libertad de cátedra. Martín, del PRO-Unión Republicana, acusó a la ESRN 43 “Rodolfo Walsh” de utilizar material didáctico con un «fuerte sesgo ideológico contrario al Gobierno Nacional» en el Taller de Comunicación de 5to año. Entre los títulos citados por el legislador se encuentran «Milei contra el arte y la memoria» y «Milei y su obsesión con las cantantes».
Martín criticó que se imponga «una línea de pensamiento» en lugar de abordar los temas con diversas miradas, recordando prácticas que, según él, eran habituales durante el kirchnerismo. Junto al legislador César Domínguez, impulsó un pedido de informes al Consejo Provincial de Educación para determinar si estos contenidos tienen aval oficial y qué medidas se tomarán al respecto.
En respuesta a la denuncia, el sindicato docente UnTER emitió un comunicado defendiendo la educación pública como garante de la «pluralidad de voces» y acusando de «adoctrinar» a quienes intentan censurarla. La organización gremial argumentó que la tarea docente debe centrarse en aportar elementos para analizar el contexto y formar ciudadanos críticos, con memoria y conciencia social.
UnTER criticó el «desconocimiento» de algunos políticos que cuestionan la educación pública, señalando que el legislador Juan Martín no ha presentado iniciativas en favor de la mejora de las condiciones edilicias, comedores o transporte escolar (si ha presentado innumerables proyectos para modernizar los contenidos educativos, lo cual fue omitido y parece molestar a los gremios ante la posibilidad de tener que capacitarse para enseñar de acuerdo al presente que vivimos). El sindicato defendió la ley provincial de educación, que establece la necesidad de «brindar una formación ciudadana comprometida con la democracia sustantiva» y promover la participación, el diálogo y la reflexión crítica.
Sin embargo, en el corazón de esta defensa de la pluralidad de voces se encuentra una contradicción fundamental. ¿Cómo puede UnTER reclamar esa pluralidad cuando el material didáctico denunciado parece presentar una visión sesgada y crítica hacia el gobierno actual? ¿No es esto, en sí mismo, una forma de manipulación del pensamiento, una imposición de opiniones dirigidas que contradice el discurso de objetividad y apertura que el sindicato busca promover? La utilización de textos con un claro sesgo ideológico podría interpretarse como un intento de influir en la opinión de los estudiantes, alejándose del objetivo de fomentar el pensamiento crítico y la capacidad de análisis independiente.