La reciente aparición de Victoria Villarruel en la pizzería El Cuartito ha generado un aluvión de críticas en línea y ha reavivado el debate sobre la relación entre la política y los negocios. Durante una visita a este establecimiento emblemático de Buenos Aires, la vicepresidente cortó una fugazzeta, lo que fue registrado y difundido por su equipo en redes sociales. Sin embargo, este gesto provocó una lluvia de reseñas negativas en plataformas como Tripadvisor y Google, en las que los usuarios expresaron su descontento por asociar la pizzería con una figura política que muchos consideran controvertida.

Los comentarios en las plataformas de reseñas reflejan un profundo descontento con las políticas del gobierno. Entre las quejas, se mencionaron frases como “no se agasaja a alguien que apoya el golpe de estado cívico-militar”, lo que resalta la polarización que existe en el país. A medida que los militantes libertarios alentaban a la vicepresidenta en el lugar, la respuesta negativa de la comunidad en línea se intensificó, con usuarios prometiendo no regresar a El Cuartito por su decisión de recibir a Villarruel.

En medio de esta controversia, el hashtag «El Cuartito» se convirtió en trending topic en redes sociales, lo que llevó a algunos trolls del gobierno a contrarrestar las críticas mediante la publicación de reseñas positivas para la pizzería. Este movimiento busca cambiar la narrativa y minimizar el impacto de las críticas, aunque también plantea interrogantes sobre la autenticidad de las opiniones en plataformas de reseñas y el uso de tácticas políticas para influir en la percepción pública.

Este episodio pone de manifiesto cómo la política puede influir en las percepciones de los negocios y viceversa. La pizzería, que históricamente ha sido un lugar de encuentro para muchos, se encuentra ahora en el centro de una controversia que puede afectar su reputación y clientela. Por otro lado, la situación refleja cómo los líderes políticos deben ser cautelosos con las asociaciones que crean y cómo sus acciones pueden repercutir en sectores que, a primera vista, parecen distantes de la política.

La respuesta del establecimiento ha sido escasa, pero la presión en redes sociales y plataformas de reseñas podría obligar a los propietarios a reconsiderar sus relaciones públicas. En un contexto donde la política y los negocios están cada vez más entrelazados, este incidente se convierte en un ejemplo de cómo las decisiones y acciones de un político pueden tener un impacto significativo en la percepción pública de una marca o negocio.