Fernanda Raverta parece una persona tranquila. La tildan de insulsa, naif, sin temperamento y hasta se pone en duda su inteligencia. Todo basado en el contenido de sus palabras y comportamiento gestual. Pero la directora Nacional de Anses tendría un potencíal que Cristina Fernández valora: es mejor que Boudou, porque hace lo que se le dicta y pone cara de nada si recibe críticas.
Esas cualidades de Raverta la posicionan como la preferida de Cristina para acompañar en una fórmula presidencial a Sergio Massa. Mujer, obediente y sin posibilidades de crecer por sus propios medios, es la persona ideal para tener complicado a Massa. Ello sin que Cristina tenga que embarrarse públicamente como lo hace para criticar al Presidente que ella misma llevó al poder y ahora denosta cada vez que puede.
Otro plus es que el empresario Mario Montoto, presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí y padre de la funcionaria, tiene vínculo con Massa y ello impediría que el actual ministro de economía salga duro contra ella.
Sin resto para volver a ponerse al frente de una lista en 2023, Raverta tendría un lugar ideal como compañera de fórmula de Massa, e incluso de Kicillof. Al mismo tiempo, sería ella quien decida la estrategia y candidata/o para encabezar General Pueyrredón. Lo único que no le aceptan es su plan A: que su pareja sea el candidato a intendente. Si bien sería el plan original, Pablo Obeid ya es más conocido en Buenos Aires por sus derrotas en Mar del Plata que como militante o dirigente político. “Que se conforme con los beneficios de ser el marido de” se quejan tanto en las altas esferas como la militancia local.
Con su pareja fuera de carrera, Fernanda Raverta piensa en una doble jugada. Su plan B puede ser una movida ingeniosa: Impulsar a dos pre candidatos a intendente: Gabriel Felizia, presidente del Consorcio Portuario, políticamente desconocido y cercano a la funcionaria y Lucas Fiorini, ex candidato a intendente de Sergio Massa, ex senador de Juntos por el Cambio y ahora militante de La Cámpora que viene demostrando verticalidad total bajo el ala de la jefa de Anses.
La idea de impulsar a Fiorini sería un gesto Cristinista hacia Sergio Massa. El tigrense expulsó a Fiorini de su espacio político. En realidad mal asesorado, Massa nunca reconoció a Fiorini por ponerse la camiseta de candidato cuando nadie más quería serlo y no quedaba tiempo para buscar a otro.
Resistido por gran parte de la dirigencia y militancia del Frente de Todos, Fiorini viene dando muestras reales y muy importantes de adaptación y de lealtad. Raverta le abrió la puerta para volver y el dirigente demuestra su agradecimiento de manera ideal: militando desde el llano.
Con Felizia y Fiorini, Raverta no expone a su familia a otra derrota, tiene un candidato propio y a uno que le responde y que incomodaría a Massa en caso de tener que venir a apoyarlo en campaña.
Vinculado al puerto y desconocido fuera de él, Gabriel Felizia podría empeorar el histórico mal resultado del kirchnerismo marplatense de 2019. Pero Lucas Fiorini ya fué candidato a intendente, sabe manejarse, conoce el pensamiento del electorado marplatense y puede adaptarse a cualquier discusión: volverse más K o hacer análisis cercano al pensamiento de los votantes de Juntos por el Cambio. Es un jugador de toda la cancha.
Una ventaja extra de llevar a Fiorini como candidato a intendente es que el año pasado terminó su relación peleado con Montenegro por temas de espacios y cargos. Un candidato que moleste al intendente en campaña y en gestión es un buen plan para Raverta, que lo miraría por tv desde Buenos Aires. Además, al ponerle a Massa un candidato como Fiorini, la jefa del peronismo marplatense podría hacerle pasar un grato momento a Cristina, la jefa de todos.
Por Joaquín Gayone
Agencia País