Cerca de un centenar de personas, entre las que se encuentran niños y mujeres embarazadas, viven debajo de los 8 kilómetros de la autopista 25 de Mayo en la ciudad de Buenos Aires y sin acceso a recursos para prevenir contagios de coronavirus, según señalaron en la Casa de Cultura y Oficios «Miguel Bru» y la organización «Ciudad Sin Techo» en un informe presentado ante el Defensor del Pueblo porteño.

El relevamiento fue realizado en abril, junio y agosto, y muestra que, luego de un descenso de las personas viviendo bajo la autopista apenas iniciada la pandemia, hubo un nuevo pico en pleno invierno.

Los tres censos fueron realizados en el trayecto debajo de la autopista 25 de Mayo, que recorre 8 kilómetros desde la calle Lima en Constitución hasta la calle Manco Capac, en cercanía de Plaza de los Virreyes, por la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.

El primero fue en abril y reportó que había 105 personas debajo de los puentes; el segundo en junio detectó a 62 personas, lo que significó una baja del 40 por ciento; el tercero se hizo en agosto y el resultado fue un crecimiento de más del 30 por ciento con 94 personas que dormían bajo la autopista.

Lucas Mac Guire, coordinador de la Casa de Cultura y Oficios «Miguel Bru», ubicada en el barrio porteño de Parque Patricios, dijo a Télam que «con la entrada en vigencia a fines de marzo del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio para prevenir la circulación del coronavirus Covid-19 mucha de la población en situación de calle había quedado en paradores y hogares; pero los que trabajamos con ellos empezamos a notar que cada vez eran más los que ‘ranchaban’ bajo la autopista».

«Desde la Casa ‘Miguel Bru’ junto a la organización ‘Ciudad Sin Techo’ decidimos hacer un censo en abril, junio y agosto en el que comprobamos que hay cerca de un centenar de personas que a pesar de la pandemia y las bajas temperaturas duermen debajo de la traza de la autopista», apuntó.

Mac Guire sostuvo que «el Estado porteño sabe perfectamente que esas personas están ahí, porque cuando en el censo de junio notamos una disminución de las personas que acampan en esa zona sus compañeros nos contaban que la Policía de la Ciudad venía a intimidarlos para que se fueran y algunas veces les rompieron pertenencias».

«Nosotros hicimos la presentación de este relevamiento ante el Defensor del Pueblo de la Ciudad, y también se lo enviamos por correo electrónico y le entregamos copias impresas en mano a muchos funcionarios porteños de Desarrollo Social, nadie puede decir que no saben que estas personas están allí», enfatizó.

El dirigente social añadió que «está claro que a esta población la oferta de paradores del Gobierno de la Ciudad no le sirve, necesitan soluciones reales que en lo inmediato y frente a la urgencia planteada por la pandemia tiene que ver con habilitar hoteles, pero hacerlo con protocolos claros especialmente cuando hay lugares compartidos como la cocina o los baños».

«En este contexto estas personas al menos deberían estar recibiendo agua potable, lavandina, acceso a baños públicos y algún subsidio inmediato; son todas cosas posibles porque el presupuesto del área está subejecutado», finalizó Mac Guire.

El perfil

Como resultado del relevamiento surge que la mayoría de la población en situación de calle se compone de varones, con un promedio de edad de 40 a 53 años, teniendo en sus «ranchadas» también personas adultos/as mayores.

Algunos de ellos manifestaron padecer enfermedades tales como HIV y tuberculosis, entre otras afecciones, y es de significativa importancia, remarcaron, el consumo problemático de sustancias.

Seis de las mujeres entrevistadas refirieron estar embarazadas, y no se constató presencia de niños, niñas y adolescentes, salvo en la tercera salida de agosto, en la que se relevaron 3 niños en compañía de sus padres.

Los recursos sanitarios

En relación a la salud y el Covid-19, si bien manifestaron conocer de la problemática, sólo un 5% indicó tomar medidas de prevención mínimas, tales como tener y usar un barbijo o el uso de lavandina; sin embargo, todos refirieron la carencia de espacios de higiene y acceso al agua potable, lo cual agrava la situación en términos de salubridad.

Poco más de la mitad de la población relevada aseguró no consumir alimentos regularmente, ni recibir asistencia alimentaria diaria, problema que se agrave los fines de semana.

La cantidad de tiempo en situación de calle varía entre 5 meses y 15 años, de acuerdo a lo referido por los encuestados, y quienes hace poco que están viviendo esta situación denunciaron haber sido desalojados de los hoteles donde residían contando con el subsidio habitacional, otorgado por el Decreto N° 690/2016 del GCBA, y otros haberlos dejado voluntariamente por carecer de dinero para afrontar el pago, «ni siquiera de aquellos que permiten el pernocte sentados en el hall, sin ocupar cama o habitación».