Arcioni afronta su peor momento político y la provincia toca fondo

Hace menos de un mes, y como ocurriera tantas veces en distintas provincias del país y durante distintas gestiones nacionales, el gobernador Arcioni arrojó a la opinión pública la idea de que en el estado en que se encuentran las cuentas de la provincia, no era mala idea pensar en el desarrollo “responsable” de la minería.

No existe duda, la desesperación de Arcioni por recibir salvataje del Gobierno Nacional (recibió importantes sumas del gobierno anterior), lo habría llevado a tener que semi comprometerse con Nación a habilitar la minería para que se le abrieran distintos caminos de financiamiento. Lo que normalmente se dice “pactar con el diablo”, teniendo en cuenta que Chubut es una provincia cuyos habitantes rechazan desde siempre la posibilidad de explotar la minería.

Una medición de principios de enero dió una respuesta contundente sobre lo que pensaban los vecinos sobre la propuesta de Arcioni:
Rechazaban el anuncio el 88% de los vecinos de Trelew, el 89% de Madryn, el 94% en Comodoro (ciudad de donde es oriundo el gobernador), el 89% de Rawson y el 90% de Esquel. Promedio: 90% de rechazo a la posibilidad minera que tanteó Arcioni para salvar su gestión.
No es casual que muchos dirigentes importantes de la provincia, entre ellos, el vice gobernador, el intendente de Madryn, el de Trelew y otros se manifestaran decididamente en contra. No se trata de oportunismo, sino de conocer a la gente, estar cerca de los vecinos y entender que la política es transformar y también resguardar. Todos los dirigentes que se manifestaron en contra no sólo tienen una larga trayectoria y experiencia política sino que siempre anteriormente apoyaron la decisión de los vecinos contra la minería.

Arcioni es contador y no tuvo experiencias políticas previas al momento de ser convocado por Mario Das Neves, quien vió en él a un profesional moderado, sin vicios políticos y que lo acompañaría de una manera diferente a la de otros dirigentes. Pero el actual gobernador nunca se preparó para una responsabilidad tan grande como conducir políticamente la provincia, y eso se expone ahora de una manera indiscutible. No tiene poca cintura política. sino que directamente no tiene.

Hoy, su incapacidad política hace tambalear al gobernador y los chubutenses parecen estar esperando que alguien tire la toalla y pare la gestión.
Hace poco más de un año, con SocialData, medimos la imágen de Arcioni y más del 70% de la población desaprobaba su gestión.
Pero entonces cómo ganó la elección? No es difícil responder: sus contrincantes eran, para la sociedad, peor remedio que la enfermedad y paralelamente, Arcioni logró un acuerdo con Ricardo Sastre. Ese acuerdo con un intendente con alta imagen positiva y el apoyo que éste tenía de su par de Trelew, le dieron a Arcioni los votos necesarios para ser reelecto. Resumen: los demás candidatos eran peores que él y a su nula base política le sumó la de dos importantes intendentes chubutenses y sus aliados.

El gobernador de Chubut es un profesional (contador público) sin experiencia política, sin personas de confianza cerca que sepan construir y resolver, sin militantes que lo acompañen ni aliados políticos importantes dispuestos a jugarse su carrera política por él.
Arcioni es Gobernador, pero no es líder político ni conductor.
Para completar, es un dolor de cabeza que incomoda a Massa y una molestia para Alberto Fernández, que por códigos de la política no lo critica abiertamente pero apenas lo ayudaría a cambio de sacrificios imposibles, como habilitar la minería.
El Gobernador anunció el pago de 30 millones de dólares de deuda, pero los empleados estatales cobran con dificultad y de manera fraccionada. Dos mil millones de pesos extras hacen falta según el ministro de economía, para que el gobierno provincial pueda cumplir con los compromisos salariales asumidos por Arcioni durante el 2019 (antes de las elecciones).

Luego de muy duras declaraciones de Arcioni contra sus aliados, pronunciadas en un contexto de clara impotencia, el bloque de legisladores oficialistas se dividiría y dejaría al mandatario gobernando en absoluta soledad y sin ningún respaldo político.

Los chubutenses están viviendo tal vez, la mayor crisis política e institucional de su historia.

Por Joaquin Gayone
Agencia País