La reciente reunión entre Javier Milei y Donald Trump en Estados Unidos ha generado una fuerte reacción en el panorama político argentino, con críticas generalizadas desde diversos sectores de la oposición. La mayoría de los dirigentes calificaron como una “extorsión” la declaración de Trump, quien condicionó la ayuda económica estadounidense al resultado de las elecciones del próximo 26 de octubre. Cristina Kirchner fue una de las voces más contundentes, advirtiendo a los argentinos sobre la presión externa y llamando a responder con determinación. Otros referentes, como Sergio Massa, resaltaron las fortalezas internas del país, mientras que figuras del radicalismo y la Coalición Cívica denunciaron la injerencia extranjera y la subordinación del gobierno a intereses foráneos.
En paralelo, el impacto de las declaraciones de Trump se sintió de inmediato en los mercados financieros locales. Bonos y acciones sufrieron un derrumbe significativo, el riesgo país superó los 1.000 puntos básicos y los dólares financieros experimentaron fuertes subas. El dólar mayorista cerró con un aumento notable, mientras que el Tesoro argentino intervino con compras millonarias para contener la escalada cambiaria. Analistas advierten que la economía argentina quedó sujeta a un resultado “binario” en las urnas, donde una derrota del oficialismo podría desatar una crisis de gobernabilidad y financiera, mientras que un triunfo o empate podrían generar un clima de euforia inversora.
Este escenario refleja la creciente tensión geopolítica y económica que atraviesa el país, con Estados Unidos marcando posición frente a la influencia china y condicionando su apoyo a la estabilidad política local. La incertidumbre electoral se traduce en volatilidad en los mercados, que demandan señales claras y una gestión política hábil para evitar un deterioro mayor en las próximas semanas previas a los comicios.
