La creciente crisis humanitaria en la Franja de Gaza ha provocado un distanciamiento notable entre el Reino Unido e Israel, llevando a Londres a tomar medidas concretas para presionar al gobierno de Netanyahu. La suspensión de negociaciones para un acuerdo comercial y la amenaza de sanciones más severas reflejan la preocupación británica por la situación en Gaza, donde la población enfrenta bombardeos y una severa escasez de ayuda humanitaria.
El gobierno británico, liderado por Keir Starmer, ha endurecido su discurso hacia Israel, llegando a suspender la venta de armas y a respaldar investigaciones de la Corte Penal Internacional contra Netanyahu. Además, se restablecieron los fondos a la UNRWA, la agencia de la ONU que asiste a los palestinos. Estas acciones marcan un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, tradicionalmente cercanas.
«Que niños estén siendo bombardeados de nuevo es absolutamente intolerable»
La presión interna también juega un papel importante en esta nueva postura. Con pocos logros concretos que mostrar en el ámbito doméstico, Starmer busca apaciguar a los diputados laboristas, quienes exigen una política más firme respecto a la situación en Gaza. La amenaza de perder el voto musulmán en importantes distritos electorales también influye en la toma de decisiones del gobierno.
Sin embargo, las medidas adoptadas no han estado exentas de críticas. Mientras que algunos sectores, como el Palestine Solidarity Campaign, las consideran insuficientes y exigen un embargo militar total, otros, como el diario conservador ‘The Telegraph’, advierten sobre los riesgos que este distanciamiento podría tener para la seguridad nacional del Reino Unido, especialmente en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo yihadista.
En definitiva, la postura del Reino Unido frente a Israel se ha convertido en un delicado equilibrio entre la defensa de los derechos humanos, las presiones internas y las consideraciones de seguridad nacional. Starmer debe navegar con cuidado para evitar ser acusado de antisemitismo y, al mismo tiempo, responder a las demandas de una sociedad cada vez más preocupada por la situación en Gaza.