En un contexto internacional marcado por tensiones crecientes, Gran Bretaña ha anunciado un ambicioso plan de rearme con el objetivo de prepararse para posibles conflictos futuros. El primer ministro, Sir Keir Starmer, presentó la «Revisión Estratégica de la Defensa», una iniciativa que busca fortalecer las capacidades militares del país y garantizar su seguridad en un mundo considerado «más peligroso que en cualquier otro momento desde el fin de la Guerra Fría».
El plan contempla la construcción de doce nuevos submarinos nucleares, con una inversión de 15.000 millones de libras esterlinas en el programa nuclear. Además, se ordenará la creación de seis fábricas de municiones y se invertirán recursos en sistemas de defensa antiaérea y antimisiles. Starmer destacó que estas medidas buscan crear un ejército «diez veces más letal para 2035» y priorizar la preparación para la guerra como objetivo central de las fuerzas armadas.
El primer ministro subrayó que todas las acciones emprendidas contribuirán a la fortaleza de la OTAN, reafirmando el compromiso del Reino Unido con la alianza. En este sentido, se buscará innovar y acelerar la innovación a un ritmo bélico, involucrando a todos los sectores de la sociedad en la defensa del reino.
Starmer hizo hincapié en la necesidad de abordar las amenazas actuales, como la guerra en Ucrania, los riesgos nucleares, los ciberataques y la agresión rusa en aguas y cielos británicos. Para ello, se propone transformar la forma de defenderse y renovar la nación, construyendo un país más seguro y fuerte, con alianzas sólidas y capacidades avanzadas.
Si bien el plan ha generado controversia y críticas, el primer ministro se mostró confiado en su financiamiento y en la capacidad de cumplir con los objetivos planteados. No obstante, evitó fijar una fecha concreta para alcanzar el objetivo de destinar el 3% del PBI a defensa, argumentando que se gastará lo necesario para llevar a cabo la revisión estratégica.