La confirmación de Manuel Adorni sobre su asunción como legislador porteño en diciembre desató una interna en el Gobierno por la sucesión en la Secretaría de Comunicación y Medios. El vocero desmintió rumores sobre su posible permanencia en el cargo, dejando vacante una posición clave que maneja un presupuesto considerable y una estructura de personal abultada.
Santiago Caputo, asesor y estratega comunicacional del Gobierno, buscaría influir en la decisión para colocar a un hombre de su confianza al frente de la Secretaría. Según trascendidos, Caputo tendría en mente a Daniel «Gordo Dan» Parisini y Agustín Romo, ambos cercanos a su círculo. Sin embargo, algunos interpretan esta movida como una estrategia para desviar la atención de su verdadero candidato.
Ante esta situación, Adorni intentó marcar territorio y propuso a Javier Lanari, subsecretario de Prensa y su mano derecha, como su sucesor natural. El vocero destacó la experiencia y conocimiento de Lanari sobre el funcionamiento de la Secretaría, aunque reconoció que la decisión final recaerá en el Presidente.
En los últimos días, surgieron otros nombres como posibles reemplazantes de Adorni, entre ellos el cineasta Diego Recalde, el economista Miguel Boggiano, el periodista Marcelo Duclós y hasta la diputada Lilia Lemoine. La danza de nombres evidencia la importancia estratégica de la Secretaría de Comunicación y Medios y la disputa por el control de la agenda mediática del Gobierno.