Una reciente encuesta difundida por SocialData.com.ar, consultora especializada en opinión pública y análisis político, agitó el tablero electoral rionegrino al mostrar que ningún dirigente escapa del desgaste ni del escepticismo ciudadano. El estudio, que midió imagen positiva, negativa y nivel de conocimiento de nueve figuras políticas clave en la provincia, deja una conclusión ineludible: más allá de los números de aprobación o rechazo, el verdadero capital político en juego está en quiénes aún tienen margen para crecer y quiénes ya tocan su techo.

El gobernador Alberto Weretilneck registra 19,5% de imagen buena, 32,5% regular y 48% mala. Estos indicativos coinciden con los que mes a mes vienen mostrando los estudios de la consultora CB que mide a los gobernadores del todo el país y en los que el rionegrino se viene ubicando entre los peores cinco en cuanto a imagen de gestión. No resultará facil para el gobernador levantar su imagen destacando como histórico que Bariloche vuelva a tener una terminal de ómnibus «decente» o muestre fotografías de carpetas asfálticas en algún tramo de una ruta imposible de identificar.
Son muchos años cumplidos al frente del gobierno como para que los vecinos crean factible un cambio tan radical en su forma de gestionar y de conducción política.

El dato que más ruido hizo fue que ningún dirigente supera el 40% de imagen positiva, mientras que la imagen negativa supera en todos los casos a la positiva. Pero si se mira con lupa, hay un indicador que permite entrever quiénes podrían capitalizar el contexto y quiénes enfrentan un techo difícil de romper: la imagen regular y el nivel de desconocimiento.

En ese sentido, uno de los dirigentes con mayor margen para crecer es Juan Martín (PRO), quien registra un 32,35% de desconocimiento, un número que lo ubica entre los menos instalados del escenario actual pero también entre los menos rechazados, ya que su imagen buena y mala son casi iguales y lo acompaña un regular del 24,61%.  Esto le otorga un campo fértil para seguir construyendo imagen positiva, especialmente si logra diferenciarse con propuestas concretas y una campaña ordenada.

Caso distinto es el de Lorena Villaverde (LLA), que si bien también conserva un 28,81% de electores que aún no la conocen, su crecimiento potencial está condicionado por su alto nivel de exposición mediática por causas judiciales que arrastra desde hace años y que van desde denuncias por estafas hasta documentación sobre una detención en EEUU por trafico de drogas. Este tipo de antecedentes genera dudas sobre la consolidación de su imagen positiva a medida que se profundice su nivel de conocimiento.

El caso de Ariel Rivero (LLA) es una incógnita ya que su realidad en caso de presentarse a elecciones dependerá de los conflictos internos de LLA rionegrina, del trato (o destrato) que pueda recibir de dirigentes nacionales del espacio y la percepción de los vecinos en cuanto a su pertenencia y representatividad dentro de las ideas de la libertad.

Del otro lado del espectro, aparecen dirigentes con altísima instalación pero con márgenes de maniobra mucho más acotados. Es el caso de Martín Soria (PJ), con apenas un 7,25% de desconocimiento, o Aníbal Tortoriello (CREO) 11,46%, quienes ya han sido ampliamente evaluados por la ciudadanía y cargan con elevados índices de imagen negativa. En estos casos, el desafío no es crecer, sino revertir percepciones ya arraigadas, una tarea más cuesta arriba en contextos de polarización y malestar social.

El intendente de Viedma, Pedro Pesatti (JSRN), también muestra un nivel intermedio: es conocido por el 77,55% del electorado, pero no logra capitalizar ese nivel de conocimiento en imagen positiva sólida. Martín Doñate (PJ-Cámpora) con 21,25% de desconocimiento y María Emilia Soria (PJ) con el 8,25% completan el mapa, con altos niveles de instalación y también con dificultades para despegar en valoración positiva.

El trabajo de SocialData no sólo mide números: propone una lectura estratégica de la escena política. En un contexto de malhumor social y crisis de representación, los dirigentes con menor exposición aún tienen margen para presentarse como alternativas frescas. El desafío está en cómo capitalizan ese espacio antes de que el electorado los ubique –para bien o para mal– en la misma vitrina que los nombres ya consolidados.

Este estudio se presenta como una herramienta útil para periodistas, analistas y actores políticos que quieran comprender el humor ciudadano y anticipar los movimientos de cara a las próximas contiendas. Y como toda radiografía incómoda, su valor no está solo en los números, sino en las preguntas que deja planteadas.

Todos los datos del Estudio realizado por SocialData.com.ar