Una historia de vocación descubierta, crecimiento sostenido y valores inquebrantables en el sector inmobiliario de Mar del Plata.

Gabriel Fernández Arancibia no llegó al mundo inmobiliario por un camino tradicional. Tampoco lo hizo siguiendo un plan preestablecido. Su ingreso al sector fue, según sus propias palabras, una casualidad. Pero esa entrada inesperada terminó transformándose en una vocación y, con el tiempo, en una forma de vida.

“¿Cómo llegué? Mirá, llegué medio por casualidad”, confiesa en diálogo con el medio NoticiasMDQ. “Básicamente, siempre me gustó lo que es administración y comercio. Vine a Mar del Plata trasladado por una empresa, en el área gerencial y administrativa contable. Pero después me di cuenta de que me gustaba más lo comercial que lo contable, y fue eso lo que me empezó a mover hacia el emprendedurismo”.

El punto de inflexión llegó a través de un proyecto familiar. “Se dio la posibilidad de colaborar en un emprendimiento inmobiliario que mi familia tenía en Entre Ríos. Y ahí me picó el bichito del rubro. Me empezó a gustar, me generó interés. Fue el inicio de todo esto”, recuerda.

Ese primer acercamiento se concretó hace ocho años. Desde entonces, Fernández Arancibia ha recorrido un camino constante de crecimiento. Comenzó trabajando en una inmobiliaria de terceros, hasta que decidió dar el salto y construir su propio proyecto. “Me puse a estudiar, me recibí de martillero. Y al tener mi propia matrícula, eso me permitió avanzar y estar hoy donde estoy: trabajando con mi grupo de gente, con mi inmobiliaria”.

A pesar de haber comenzado casi por azar, afirma con convicción que eligió bien. “Es verdad, llegué por casualidad, pero me gustó el rubro. Me gustó la gente con la que trabajás, me gustó la forma de trabajar. Me di cuenta de que disfruto mucho esta dinámica”.

Esa dinámica, según explica, es una de las características que más lo atrae del mundo inmobiliario. “Me gusta que no todos los días sean iguales. Que no haya nada programado, que no haya un caminito marcado. No hay un techo. Es un negocio en el que uno va creciendo todo el tiempo”.

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Para Fernández Arancibia, el eje del negocio no está en las propiedades, sino en las personas. “Esto es un negocio de relaciones. Lo que más me gusta es eso: que es un negocio para trabajar con gente, y que además vos elegís con quién trabajar. Se genera una confianza que es clave”.

Esa confianza, dice, no se construye de un día para el otro, pero rinde frutos a largo plazo. “Hay gente con la que tuviste contacto una vez, y después de seis meses, un año o un año y medio, te vuelven a llamar. Eso pasa cuando generás confianza, cuando creen en vos. Y eso para mí es fundamental”.

En ese sentido, es contundente sobre los valores que considera indispensables en su labor diaria: “La confianza, la honestidad, el trabajo. Y sobre todo, la sinceridad. No hay otra forma. La única manera de sostener esto en el tiempo es haciendo las cosas bien y, más que nada, cumpliendo con la palabra”.

La referencia a la palabra no es casual. Fernández Arancibia la reivindica como un valor central en su manera de trabajar y en su vida. “Me acuerdo que mi abuelo me decía que a él le costaba firmar cosas, porque para él la palabra era la palabra. Te daba la mano, y con eso estaba firmado. Para mí, esa forma de trabajar es así. Si me lo dijiste y lo vamos a hacer, es así. Y el cliente ideal es ese: el que no necesita firmar nada, porque piensa igual que vos y quiere lo mismo que vos”.

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Su visión del negocio no se limita al presente. Tiene planes claros a futuro y una ambición que trasciende la compraventa de propiedades. “Mi visión es crear una marca, una empresa que sea disparadora de proyectos. No quiero que se acote solamente a comprar o vender una propiedad. Quiero que sea una generadora de emprendimientos en general, siempre dentro del mundo inmobiliario”.

Ese enfoque implica también un compromiso con quienes lo acompañan. “No lo pienso solo para mí. Quiero que también sea una plataforma para la gente que trabaja conmigo. Que les abra puertas, que les permita crecer”.

Al momento de pensar en un lema que represente su filosofía de trabajo, la respuesta es simple, pero profunda: “Honestidad y trabajo. Esas serían las palabras. Si tuviera que poner un eslogan, sería ese. Porque eso es lo que hacemos, y cómo lo hacemos”.

Información de Contacto: 223 503-9282 – Alvarado 2251, 2do. B, Mar del Plata