El Partido Liberal de Canadá, liderado por Mark Carney, ex banquero central que debuta en la política, ha logrado su cuarta victoria consecutiva en las elecciones federales de este lunes. Las proyecciones de la Corporación Canadiense de Radiodifusión (CBC) indican que los liberales han asegurado los escaños necesarios para formar gobierno, aunque aún no se confirma si alcanzarán la mayoría absoluta en el Parlamento.

Los primeros resultados provenientes de las provincias atlánticas, Quebec y Ontario, marcaron una tendencia favorable al oficialismo, generando celebraciones en la sede de campaña liberal en Ottawa. La victoria de Carney representa una recuperación notable para un partido que, hasta hace poco, se veía encaminado hacia la derrota, tras el desgaste de la gestión de Justin Trudeau.

David Lametti, ex ministro de Justicia, declaró a CTV que el partido estaba «muerto y enterrado» en diciembre, pero que lograron revertir la situación gracias a Mark Carney. Un factor externo que influyó en el resultado fue la polémica declaración del presidente estadounidense Donald Trump, quien amenazó con anexar Canadá y calificó a Trudeau de «gobernador», lo que generó indignación y reavivó el nacionalismo canadiense.

El encuestador David Coletto, de Abacus, calificó el cambio en el panorama electoral como «sin precedentes», atribuyéndolo a la impopularidad de Trudeau y a la amenaza que representó Trump para Canadá. Por su parte, el Partido Conservador, liderado por Pierre Poilievre, sufrió una amarga derrota, a pesar de haber liderado las encuestas hasta finales de 2024.

Mark Carney, quien asumió el cargo de primer ministro apenas nueve días antes de las elecciones, logró consolidar su liderazgo en un momento crucial. Ian Laroque, voluntario de campaña en Ottawa, destacó que Carney «respondió al momento» y que Canadá necesita un líder como él, especialmente en medio de una crisis económica. En estas elecciones, los dos principales partidos, liberales y conservadores, concentraron más del 80% de los votos, evidenciando el colapso de formaciones menores. Carney deberá ahora liderar Canadá en un contexto de alta tensión geopolítica, enfrentando el desafío de defender la soberanía nacional y sostener la estabilidad económica frente a presiones externas.