La reciente agresión sufrida por el periodista Roberto Navarro, director de El Destape, ha encendido las alarmas sobre la creciente hostilidad hacia la prensa en Argentina. El ataque, perpetrado en pleno centro de Buenos Aires, se produce en un contexto marcado por las polémicas declaraciones del presidente Javier Milei, quien afirmó que «la gente no odia lo suficiente a estos sicarios con credencial de supuestos periodistas».
Las palabras del mandatario, consideradas por muchos como una incitación al odio y la violencia contra los medios de comunicación, han generado un clima de crispación que podría estar detrás de la agresión a Navarro. El periodista fue atacado por la espalda y sin mediar palabra, lo que sugiere un acto premeditado y motivado por su labor informativa.
Tras el incidente, Navarro fue atendido en una clínica y se encuentra fuera de peligro, aunque con signos visibles del golpe. Desde su entorno han exigido una investigación exhaustiva y han denunciado un ataque a la libertad de expresión. La gravedad de la situación radica en que la agresión se produce en un contexto de creciente polarización y estigmatización de la prensa, alimentado por el discurso oficial.
La frase de Milei ha sido ampliamente criticada por organizaciones de defensa de la libertad de prensa y por diversos sectores de la sociedad, que ven en ella una amenaza al pluralismo informativo y al ejercicio del periodismo. La agresión a Roberto Navarro, en este contexto, se convierte en un preocupante síntoma de la escalada de violencia contra los medios y los periodistas en Argentina.