La denuncia de un legislador provincial sobre un posible adoctrinamiento ideológico en una escuela secundaria de General Roca, Río Negro, ha generado una fuerte controversia y ha expuesto las tensiones entre la política y la educación. El caso, que involucra material con un marcado sesgo ideológico en un taller de comunicación, ha abierto un debate sobre los límites de la libertad de cátedra y el papel de la escuela en la formación de ciudadanos críticos.

El legislador Juan Martín (PRO) solicitó informes al ejecutivo provincial para determinar si el material utilizado contaba con aval institucional, una medida que consideró necesaria para garantizar la transparencia y la pluralidad en el ámbito educativo. Según el legislador César Domínguez, también firmante del pedido de informes, buscan saber si estos materiales están aprobados por la educación provincial y, en caso contrario, qué medidas se tomarán.

La respuesta de los sindicatos docentes, que interpretaron el pedido de informes como un ataque a la libertad de los estudiantes para desarrollar su propia opinión, generó controversia. La presentación de material sesgado, sin ofrecer otras perspectivas, limita la capacidad de los estudiantes para formar un juicio crítico y autónomo. La defensa de la libertad de cátedra no puede amparar la imposición de una única visión ideológica.

La polémica escaló cuando se difundió un mensaje de docentes que, en respuesta a las críticas, citaron a Martín Kohan, quien sugiere que el adoctrinamiento requiere tanto de un docente autoritario como de un estudiante «cabeza hueca». Esta declaración generó interrogantes sobre si los docentes estaban trasladando la responsabilidad del resultado educativo a la capacidad mental del alumno.

La situación se torna aún más paradójica al observar la postura del gremio docente UnTER, que, por un lado, defiende la libertad de cátedra y la educación pública, pero, por otro, permite que se difundan materiales con un marcado sesgo ideológico. Esta contradicción se agudiza con la declaración de la Secretaría General de UnTER, Silvana Inostroza, quien expresó: “Queremos que nuestros estudiantes sean ciudadanos y ciudadanas criticos y por supuesto, NUNCA MAS, vuelva a ganar un partido como el que gobierna a nivel nacional”.

Esta confesión de intencionalidad política pone en tela de juicio la objetividad del material educativo y no da lugar a dudas sobre si se está priorizando la formación de ciudadanos críticos o, en cambio, se está promoviendo un adoctrinamiento ideológico en las aulas. Claramente, desde el gremio docente están trabajando en influir sobre el voto a mediano plazo utilizando a los chicos.