La decisión de Axel Kicillof de desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires ha provocado una fractura en el seno del kirchnerismo, desatando una disputa por el poder y el liderazgo con Cristina Fernández de Kirchner. La medida, que implica separar los comicios provinciales de los nacionales, ha sido interpretada por La Cámpora como una ruptura de la unidad de la coalición.

La noche anterior al anuncio, se llevó a cabo una reunión en la Fundación del Plata con el objetivo de evitar la ruptura del espacio político. Sin embargo, el encuentro no logró acercar las posiciones, ya que Kicillof se mantuvo firme en su decisión de desdoblar, mientras que Cristina Kirchner y Sergio Massa insistieron en la necesidad de una elección concurrente.

Desde el entorno de Kicillof se acusa al kirchnerismo de intentar un «golpe institucional» al promover en la Legislatura un proyecto para suspender las PASO y alinear los comicios provinciales con los nacionales. En respuesta, el cristinismo ha planteado la posibilidad de que Cristina Kirchner sea candidata en la tercera sección electoral, la más poblada de la provincia, en una clara demostración de fuerza.

La decisión de Kicillof ha generado fuertes críticas dentro del kirchnerismo, donde se lo acusa de ser funcional a los intereses de Javier Milei y de desmembrar un proyecto nacional. A pesar de ello, el gobernador cuenta con el respaldo de un importante número de intendentes, sectores de la CGT y movimientos sociales, lo que le permite sostener su postura en un clima de hostilidad y presiones.

La fractura expuesta abre interrogantes sobre el futuro del peronismo bonaerense y la conformación de las listas electorales. No se descarta la posibilidad de que haya dos listas compitiendo en las próximas elecciones, lo que profundizaría la interna y dejaría heridas difíciles de cicatrizar.