Desde antes de las elecciones que le dieron la reelección al intendente Guillermo Montenegro, el radicalismo marplatense repite a todo el que pueda escuchar que es la peor gestión de la historia de la ciudad. Esa postura no se traduce al ámbito legislativo por la jugosa cantidad cargos que la UCR posee en el gabinete. Cargos de mucho peso económico y sin responsabilidades políticas visibles. Es la situación ideal para un radicalismo que desde la retirada de Daniel Katz abrazó la estrategia de la izquierda: «ganar perdiendo». Sistemáticamente fueron con candidatos a la intendencia de poco calibre, como Vilma Baragiola, forzando a que un personaje como Arroyo gane una elección luego de varias décadas intentandolo o Montenegro pudiera ganarle a los candidatos locales.
Hace meses, Abad espera que Lijo asuma y que con ello, Montenegro quede al frente del Ministerio de Justicia. Parte del equipo chico del intendente estuvo meses buscando departamento en CABA para el desembarco en el ministerio, pero lo de Lijo, ya murió definitivamente.
El caso de la estafa con Libra abrió la puerta para que Milei le pida a Cúneo Libarona que lo represente, ya que aunque en Argentina los medios no siguen el caso por temor a represalias, a nivel internacional, las causas no van a desaparecer ni mucho menos. Es un escándalo internacional y el Presidente necesitará una muy buena defensa, más allá de lo que comenten en X los aduladores por conveniencia. El senador marplatense podría influir en la creación de una comisión investigadora en la cámara alta, lo que llevaría presión al Presidente como para acelerar el cambio de figuritas.
Por esa razón, a partir del escándalo mundial, Abad vió la posibilidad de concretar el sueño de quedarse con la intendencia, colocando, tal vez, a su esposa, quien llegara al concejo y a la presidencia del mismo gracias al dedicado empeño de su esposo, que interpuso la conveniencia familiar a la partidaria (como es su costumbre) al momento de negociar lugares en las listas. En la línea sucesoria está el concejal Agustín Neme, pero la UCR no piensa en él como una piedra en el camino ya que no tiene ningún respaldo político (es él, dos empleados y Emiliano Giri, afirman). Asumir sin concejales de su mismo grupo (no hay) lo deja en una posición de sumisión ante la UCR, la CC y el núcleo minúsculo pero duro que responde a Montenegro).
La realidad es que se repartirían los cargos del gabinete y Neme quedaría apenas como una firma sin peso político, por ello los radicales recuerdan con nostalgia la movida que hicieron cuando renunció Elio Aprile. Bajaron a dos concejales radicales que seguían en la línea sucesoria hasta que pusieron a quien quisieron, que fue Daniel Katz.
Abad ve factible que Neme renuncie de manera voluntaria a su lugar institucional al frente del Ejecutivo apenas por el premio de no ser vapuleado por varios actores que tienen mucha más calle política y experiencia destituyente que él. Como sucede desde hace algunos años, quien tiene el control político de la ciudad es el radicalismo, pero decidieron colocarse en un lugar mas lucrativo y hacerle creer al intendente que los tenía “atados” como al resto de los espacios del ex Cambiemos. No hay que olvidar que hasta la CC tiene un cargo en el ejecutivo siendo un espacio que no representa ni al 1% del electorado en la ciudad, ni concejales que puedan pensar en revelarse.
La idea de Abad es ayudar a que Montenegro emigre a Justicia y lograr lo que consideran un “ganamos todos”, ya que Montenegro llegó a la ciudad como castigo por apoyar a Michetti en lugar de Rodríguez Larreta y luego de perder las PASO con Gustavo Posse en San Isidro. “Montenegro tiene ganas de irse y nosotros también de que se vaya” dicen en tono de ganador, analizando la movida que acelere los cambios en el Gabinete Nacional.