La reciente fuga de presos de una alcaidía en el barrio de Caballito ha desatado un intenso intercambio de palabras entre los ministros Patricia Bullrich y Waldo Wolff, reflejando la creciente tensión entre el gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires. El conflicto se originó cuando Wolff, quien ocupa el cargo de ministro de Seguridad porteño, exigió a la Casa Rosada que se hiciera cargo de la sobrepoblación en las comisarías de la ciudad, señalando que el año pasado se registró un aumento del 35% en el número de detenidos.
Wolff argumentó que los presos son responsabilidad del gobierno nacional, afirmando: «No hay dónde ponerlos en la Ciudad de Buenos Aires». En respuesta, Bullrich lo confrontó a través de redes sociales, cuestionando su falta de acción y acusándolo de «caradurismo». La ministra le recordó que los detenidos por delitos comunes no deberían ser trasladados a cárceles federales y que su ministerio había firmado un convenio para la transferencia de los detenidos a la Ciudad. «Un ministro serio resuelve problemas. Si no está dispuesto a hacerlo, mejor dedíquese a ser comentarista», sentenció Bullrich.
La discusión continuó con Wolff defendiendo su postura, insistiendo en que la mayoría de los detenidos deberían cumplir sus condenas en cárceles federales. «El 95% de los 2300 detenidos en alcaidías y comisarías de la Ciudad cometieron delitos juzgados por la Justicia nacional», afirmó, subrayando que esta situación le cuesta al gobierno porteño alrededor de 100 millones de dólares al año y requiere el despliegue de más de 3000 policías que podrían estar en la calle.
Este cruce de acusaciones pone de manifiesto las dificultades que enfrenta el sistema de justicia y la seguridad en la Ciudad, mientras ambos ministros buscan responsabilidades en un contexto de creciente preocupación por la seguridad pública.