En su columna de opinión, la reconocida periodista Claudia Peiró criticó la reciente marcha autodenominada «antifascista» y «revolucionaria» y que se presenta como una lucha contra una dictadura en Argentina. La autora señala que, a pesar de las acusaciones de «fascismo» y «racismo» lanzadas por los manifestantes, el verdadero riesgo que enfrentaron fue simplemente el calor. Según Peiró, el progresismo tiende a exagerar la situación política, sintiéndose constantemente en un estado de dictadura, cuando en realidad viven en democracia.
«De unos excesos verbales surgieron estos otros: acusaciones de “fascismo” y “racismo” y denuncias por supuestas amenazas a la democracia cuando el único riesgo que enfrentaron hoy los manifestantes fue el calor», aseguró.
Peiró cuestiona la lógica detrás de calificar la marcha como «antifascista» y «antirracista», argumentando que muchas generaciones no han experimentado dictaduras y, por lo tanto, utilizan estas etiquetas de manera errónea. Se pregunta: «¿No es fascismo adoctrinar a niños con ideología de género?» sugiriendo que la imposición de ciertas ideologías desde la infancia es, en sí misma, una forma de autoritarismo.
Además, critica la política identitaria que ha surgido en los últimos años, afirmando que la «ampliación de derechos» ha resultado en la creación de burocracias que perpetúan problemas en lugar de resolverlos. La autora sostiene que detrás de cada «derecho» hay una lista de puestos superfluos, y plantea: «¿En qué rubro profesional se paga 30% menos a las mujeres?», cuestionando la narrativa de la brecha salarial de género.
Peiró también hace hincapié en que la marcha no defendía la diversidad, sino «privilegios, cupos y cargos creados en su nombre». En un tono provocador, menciona que el país se enorgullece de su condición mestiza, pero que ahora se busca encontrar racismo donde no lo hay, en un intento de alinearse con tendencias decoloniales. Se pregunta: «¿Por qué rascar el fondo de la olla para encontrar racismo y ponernos a tono con la locura de los estudios decoloniales?»
Finalmente, la autora concluye que la democracia en Argentina no está en peligro por las protestas de estos grupos, ya que su consolidación es el resultado de la lucha de todos los argentinos, no de una facción específica. En su opinión, «la democracia ha sido una conquista de todos los argentinos, no de una facción», enfatizando la necesidad de unidad en la defensa de los valores democráticos.